Opinión

Municipios y corrupción

Municipios y corrupción

 Estamos siendo afectados por una conectividad excesiva que aparta las comunidades, a pesar de las asequibles redes sociales. Paradoja de la comunicación, que no cuestiona este avance experimentado y nos obliga a retomar viejas formas, como la de estar atentos, de manera personal, a cuanto acontece en todos y cada uno de los municipios, distritos municipales, parajes y secciones de este país.

 Antes controlados y vigilados por los medios convencionales, se nos han ido de las manos, propiciando la conformación de cacicazgos o cotos políticos donde prevalecen la corrupción y el desorden, auspiciados por aislados instrumentos de comunicación de cuestionada calidad ética, estética y profesional. Decir que podemos encontrar calidades rectoras en el orden moral entre los tradicionales es, también, una quimera. Pero uno por lo menos guarda la esperanza de que las falsas historia, siendo bellas, se hagan verdaderas.

 El fenómeno propiciado  con la multiplicación exponencial de los canales de cable locales, páginas de Internet y redes sociales propende a un orden anacrónico, reflejado en situaciones de autoritarismo, peculado y entronización de fuerzas dañinas y perversas. Los ayuntamientos están siendo administrados, en su mayoría, por alcaldes que hacen provecho de esta especie de aislamiento para manejar los recursos a su antojo, como si fueran propios, sin rendir cuentas ni al pueblo, ni a la Liga Municipal. Si la posición de su secretario depende del voto de los síndicos, vaya usted a saber su condicionada relación. 

 Nagua, San Francisco de Macorís, Santiago, Esperanza, para sólo citar unos cuantos municipios, representan variadas formas de desorden, arbitrariedades y uso particular de recursos en perjuicio de la población y sus necesidades. La opinión nacional ignora lo que pasa en esas comunidades hasta que, un buen el día, la Cámara de Cuentas se destapa con informes y cifras brutales, denunciando fraudes o alteraciones que superan enormemente la población y economía de esas localidades. Toque de trompeta que suele llegar tarde.

 Este cuadro ha ido en aumento de manera progresiva, cuestionando el poder y presencia  de los periódicos. Esto demanda un replanteo de sus políticas informativas y asignación de espacio. Eso de contar con corresponsales bien acreditados, atentos a lo que ocurre en cada ciudad del interior parece ser un asunto del pasado. No obstante, existen otras formas de vigilancia a ser estudiadas para contribuir a  poner fin al deterioro administrativo y a la corrupción desmedida que se viene produciendo en los ayuntamientos.

Los viajes sorpresivos del Presidente, sin ir por el momento más allá del efecto cosmético logrado, pueden constituirse en un foro de denuncia, por tanto, de prevención, revisión, y condena en casos comprobados.

El Nacional

La Voz de Todos