Semana

Ocupación nazi en Francia

Ocupación nazi  en Francia

La ocupación militar del suelo francés por las tropas de la Alemania nazi en junio, después del humillante armisticio del 22 de junio de 1940, fue a todas luces uno de los episodios más siniestros de la historia gala. Los ocupantes perseguían objetivos económicos obvios: poner la maquinaria industrial y económica francesa al servicio de la guerra.

Desde los primeros días pusieron su plan económico en ejecución: alinear la industria ferroviaria y automovilística en consonancia con los proyectos expansionistas de Alemania, requisar los mejores edificios de París para sus “servicios”, anexar las empresas eléctricas francesas, y expoliar los bienes de los judíos.

La ocupación presentó un evidente cariz de botín. Ante tal descalabro, De Gaulle, desde Londres, lanza el llamado 18 de Junio de 1940 a la resistencia. Sin embargo, las fuerzas mejor organizadas, a saber las estructuras del partido comunista tergiversan. Se repliegan en la inmovilidad pues adhieren religiosamente al pacto germano-soviético del 23 agosto 1939.

Los vejámenes, las leyes antijudías, el abrupto espíritu conquistador de los ocupantes coincidieron con la invasión de la Unión Soviética en junio del 1941.

Los comunistas franceses deciden pasar a la acción con la anuencia de Stalin, pero sin poseer una estructura militar. Francia era ya un receptáculo importante de inmigrantes, muchos de ellos pobres y sin trabajo, apátridas, judíos provenientes de Europa del este, en particular de Polonia y Hungría.

Prontamente la organización Mano de obra Inmigrante (MOI) se pone a disposición del partido. Cuenta en sus filas con militantes aguerridos, personas que no tienen nada que perder, extranjeros.

Louis Gronowski, judío polaco, “desempleado profesional” como se definió él mismo y con algunos meses de formación en la Unión Soviética, reorganiza la MOI en las lindes de los (FTP) Francos tiradores partisanos. A él se une el eficaz Joseph Einstein alias coronel Gilles.

Comienzan a operar en los centros urbanos con acciones puntuales de guerrilla urbana, en particular ajusticiando oficiales alemanes, ametrallando cafeterías donde la soldadesca y sus colaboradores se solazan y venden los objetos extorsionados a resistentes arrestados. ¿Cuáles eran sus recursos? El coraje y algunas armas robadas.

El espectacular atentado cometido en el café La terraza, muestra prontamente el arrojo de estos inmigrantes. El combatiente Leo Kneler se presenta a la entrada de la terraza atestada de oficiales alemanes y lanza una granada, hiriendo de gravedad a 30 de entre ellos. Cuando es perseguido por un soldado, este es abatido por otro combatiente.

La intensidad y movilidad de estos humildes extranjeros acosados sin cesar, será impresionante. Los seis primeros meses de 1943, pequeños comandos de la MOI efectúan 92 atentados contra los ocupantes y de junio a noviembre 40. Entre estas unidades de guerrilla urbana está el grupo dirigido por el carismático ebanista y poeta armenio Missac Manuchian. Algunos de sus miembros tienen apenas veinte (Wasserot) o veintiún años (Razmann).

En una acción espectacular ametrallan un grupo de oficiales alemanes que almuerza tranquilamente en un restaurant; hacen explotar un tren con materiales y oficiales de los servicios de inteligencia alemán y la Gestapo. Entre los ajusticiados figura un oficial alemán, Fritz Sauckel, encargado de organizar el servicio de trabajo obligatorio. La respuesta será fulminante.

Los servicios alemanes hacen redadas no menos espectaculares, y arrestan en octubre 1943 a Joseph Davidovitch, comisario político de la organización. Bajo la tortura facilita al enemigo una lista de nombres. Días después aparece curiosamente como fugado, pero los combatientes de la sombra no lo entienden así; fue premiado con su libertad por haber denunciado a sus compañeros.

EL 28 de diciembre de 1943 Davidovitch es ubicado en una calle parisina y ultimado como traidor. La brigada 2 francesa persigue a los insurrectos en las sombras, observa minuciosamente sus desplazamientos y pasa a la acción. El 16 de noviembre 1943 Manuchian es arrestado en un suburbio del sur de París. Las primeras semanas del 1944, caen decenas de combatientes.

La policía francesa, complaciente, entrega los resistentes a las autoridades nazis. Un tribunal militar alemán monta una siniestra farsa de acusaciones.
De manera concomitante difunden un afiche en París con las fotos de los extranjeros acompañadas del número de “crímenes” cometidos, a fin de suscitar manifestaciones de xenofobia.

Sorpresivamente, los parisinos reaccionan admirados, ven en esos rostros dignos el ejemplo a seguir. Veintidós de entre ellos serán fusilados en el monte Valerien. Otros proseguirán la lucha.

Un sobreviviente declarará: resistimos porque no teníamos familia ni trabajo, nada y amábamos a Francia. El gran poeta Luis Aragón escribe en 1955 Estrofas para un recuerdo cuando se inaugura una calle al nombre de estos héroes de rudo acento. Leo Ferré transformará los versos en una canción. Pasan a la historia de la resistencia contra el nazismo.

El Nacional

La Voz de Todos