Opinión

Perspectiva Luis-Danilo

Perspectiva Luis-Danilo

El panorama político no pudo haber estado más definido y claro que como ahora. Las elecciones del año entrante se proyectan con el agrupamiento de fuerzas reeleccionistas en torno al presidente Danilo Medina, y la conformación de un amplio frente opositor encabezado por Luis Abinader, candidato oficial, hasta ahora, del PRM y el Partido Humanista (PHD). Polarización inevitable que, desde ya, lo apuntala, dado el disgusto de la población frente a asuntos vitales como el empleo, la seguridad ciudadana, el costo de la vida, la corrupción, impunidad y el descalabro del sistema energético. La marcha reciente, centrada en la Capital y organizada en apenas dos días, no deja dudas de la pujanza del candidato opositor.

El PRD y el PLD han evidenciado un pacto que ya era un secreto a voces, concertado en el momento menos propicio para ambas agrupaciones. El primero, pierde cada día más adeptos, proceso que se acelera como resultado de una alianza tan desigual y absurda. Al segundo, el PLD, puede salirle muy caro, de ser ciertas las exigencias planteadas por el disminuido partido de Miguel Vargas, quien habría pedido incluso la creación de dos nuevas provincia para colocar sendos candidatos a senadores. Sustrae, además, espacio a las aspiraciones dirigentes peledeístas.

La asociación variopinta entre el PLD, PRSC y PRD, lejos de aportar votos se presenta, por el contrario, como una señal nada auspiciosa incluso para el candidato que deberá poner su foto en estas casillas, sin importar que sean las primeras en el orden de colocación. Estamos hablando del contagio de rechazos, desconexiones ideológicas y programáticas y, lo que es peor, del abierto manejo de la política como negocio y no como instrumento eficaz para organizar la sociedad y promover el bien común.

El cuadro revela un aspecto, muy penoso para ellos, y trascendente para el país. Es lo que podría ser el final de estas tres agrupaciones, cuyas coincidencias representan el factor más negativo y adverso para cada uno de los socios en cuestión. Estamos, pues, ante una rara reunión, algo así como de macos y cacatas, explicada solo en el aprovechamiento inmediato de un reducido grupo agonizante cuyos aportes no va más allá del uso los símbolos y el orden numérico en la boleta.

En términos históricos, las consecuencias pueden verse en perspectiva a través de una experiencia reciente y cercana, como la de Venezuela, donde los tres partidos principales sucumbieron por falta de propuestas válidas, confianza y credibilidad, fenómeno político que plantea inevitablemente el surgimiento de una nueva fuerza y un liderazgo diferente, que se vislumbra con la presencia oportuna y necesaria de Luis Abninader y la promesa que trae como representante de un abanico de organizaciones de izquierda, centristas y conservadoras.

El Nacional

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