Opinión

Plantas a carbón

Plantas a carbón

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El acceso a la electricidad es fundamental para el bienestar de las personas, no obstante, hay suficiente evidencia científica de que el uso de carbón mineral para producirla tiene consecuencias negativas en la salud. La contaminación afecta el sistema respiratorio y cardiovascular; el desarrollo neurológico de los niños; provoca abortos y cáncer.

Aun en plantas de última generación, durante la combustión se producen micro-partículas (PM), dióxido sulfuro, óxidos de nitrógeno, dióxido de carbón, mercurio, arsénico, chromium, níquel, variados niveles de uranio y torio. Partículas que dependiendo de los vientos, lluvia y temperatura, viajan cortas o largas distancias en el aire, hasta penetrar en los pulmones.

Después de la combustión, parte de las cenizas se reciclan para producir cemento, yeso y otros productos de ingeniería, pero la mayoría de los desechos, se deposita en terreno seco o húmedo, desde donde se esparcen las cenizas o filtran contaminando las aguas superficiales con arsénico, bario, selenio, y plomo.

Las poblaciones especialmente vulnerables: niños, ancianos, embarazadas, personas con problemas de asma u obstrucción pulmonar crónica.

En una publicación de la revista “The Lancet” en 2007, se estima que en Europa por cada Tera watt-hora de electricidad (TWH) que se genera en las plantas de carbón, se producen 32.6 muertes; 298 seriamente enfermos y 17,676 con enfermedades benignas.

En 2013, investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago, estimaron un costo externo de 17.8 centavos de dólar por cada kWH de electricidad producido en USA. “Suma que triplica, el costo que finalmente paga el consumidor”.

Otros estudios (Machol et al) estiman en 45 centavos por KWH el costo para remediar los daños ambientales y de salud, ocasionado por las plantas.

El país no podrá cumplir los compromisos internacionales de reducir las emisiones de CO2, tampoco podrá acceder al “Fondo Verde 2020”, de cien mil millones de dólares disponibles para proyectos en países con alto riesgo.

Baní, además del daño a la salud, agricultura y la pesca, desaprovecha el proyecto turístico-inmobiliario Punta Arena.

El Nacional

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