Exceso virtual
A cada momento el hombre descubre nuevas tecnologías. Somos testigos de la inteligencia cibernetica.
Casi todo se reúne en un sólo elemento y puede ser conducido por un mismo medio a velocidades increíbles.
Existe una sociedad comunicacional en micro-segundos. Ahí está, el papel que juegan los satélites.
Se minimiza la distancia; todo ocurre rápido.
Podemos ver, escuchar, hablar, intercambiar información y estudiar sin dar un solo paso como si un clic lo sustentara todo, de ese modo, el panorama presenta un amplio mercado de opiniones con rumbo variable, es una mezcla que arrastra, que atrae, que influye. Es una moda? Es el paso veloz de la modernidad o la inmediatez que nos sofoca? ¿Por que? ¿Para que? ¿Hemos encontrado una formula para eliminar el sentido humano de las cosas?
No nos damos cuenta que estos geniales ”aparatitos electrónicos” nos distancian, y aunque resulte paradójico quitan fuerza al potencial de la vida, sin dudas, la espiritualidad que honra a la persona, abre horizontes nuevos e insospechados en el corazón mismo del individuo y amplia la esfera familiar en grata convivencia. Así, el ser humano se interroga, busca, indaga, analiza y espera activamente respuestas satisfactorias, en este constante desafió de expectativas que vive el mundo.
Si, hay un vértigo de etiqueta e imitación, competencia desleal en lo social, político, económico y disimiles circunstancias del diario vivir.
Se necesita una visión común, sobre todo, buen olfato para el que oye o ve, como recurso inaplazable de supervivencia en este escenario de exceso virtual.
