Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Carlos Manuel Estrella

No mencionarlo en vano

 

El fundador de la nacionalidad, Juan Pablo Duarte, es el más puro y honesto de cuantos hombres públicos ha conocido la República Dominicana desde su génesis, fue quien puso al servicio de la colectividad su vida y bienes, pese a ser acomodado de nacimiento.

Duarte nació el 26 de enero de 1813 y tras viajar por estudios en Norteamérica y Europa y conocer las corrientes políticas y filosóficas más progresistas, fundó el 16 de julio de 1838, con apenas 25 años, la sociedad que sería germen de la república seis años más tarde.

Así surgió La Trinitaria, con solo nueve fundadores, que se multiplicaron por cientos para esparcir las ideas de crear la República Dominicana basada en tres palabras sagradas: Dios, patria y libertad, firmando un juramento paradigma de lealtad, compromiso y solidaridad.

Todo fue obra del genio de Duarte que a la distancia de 203 años de su natalicio, más que los homenajes laudatorios y manipulación mediática de su figura histórica y política, toda la nación debería emularlo como gran arquitecto de la dominicanidad y modelo del servidor público.

Duarte no hizo riquezas, ni se usó fondos públicos para provecho personal, es más, devolvió dinero de una campaña por el Sur, no favoreció familiares ni hizo fortuna a costa del Erario, fue nacionalista puro y demócrata militante a favor de la mayoría, lo que eleva su figura como única.

Su ideario revela convicciones aún por concretar para el deseado bien de todos, como castigar los enemigos de la patria, privilegiar la justicia, colocar al gobierno local como primer poder estatal y hacer la nación libre y soberana de cualquier potencia extranjera.

El Nacional

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