Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Hamlet Hermann –

Tu sorpresiva muerte, amigo Hamlet Hermann, nos empobrece espiritual y socialmente a todos. Todavía no me he repuesto de ese golpe de la perra muerte, ni creo que lo logre. Solo controlo mi inclinación a pensar que tu partida se trata de una de las bromas que sabías hacer, para burlarte una vez más del desorden que nos venden como orden, o que decidiste irte a la clandestinidad, para luchar mejor contra la crisis moral e institucional que vivimos, y que tocó fondo.

Te confieso que la reacción de algunos señoritos ante tu retirada estratégica me causa una gran indignación. Pero me la aguanto “Con las Riendas Tensas”, como el inmortal León Felipe y como tú nos enseñaste, en espera de la coyuntura adecuada y para que no se justifiquen a destiempo, con las mentiras que acostumbran a usar.

Saben engañar por un tiempo a una parte del pueblo; pero no lograrán engañar por todo el tiempo a todo el pueblo.

Usan las mismas mentiras que emplearon contra ti para marginarte y etiquetarte. Dijeron que eras poseedor de un carácter muy intransigente, solo porque no contemporizabas ni con los traidores a los principios ni con los corruptos atrincherados en cargos públicos para cebarse a gusto.

También afirmaron que eras psicorrígido, y que eso no te permitía comprender el pragmatismo que denunciabas como oportunismo de baja ralea. Ni la táctica del asistencialismo social que se mantiene como clientelismo y patrimonialismo estratégico, que les roba la dignidad y el decoro a los pueblos, y que les aniquila, con la efectividad de los fragmentos de una granada, el presente y el futuro.

Siempre estabas dispuesto a defender tus derechos y el derecho del pueblo a construir su destino, sin importar las circunstancias ni los medios que fueren necesarios. Por eso te llamaron contestatario, iluso y aventurero, pero siempre ignoraron que fuiste de los pocos que saben poner su pellejo para probar sus verdades.

No te perdonaron tu gran estatura de Héroe Nacional, que supiste combatir con las armas al imperio más poderoso y brutal de la Historia, cuando mancilló nuestro suelo patrio en 1965. Además, te atreviste a regresar, comandado por Caamaño, gloria del Abril eterno, con héroes como Claudio Caamaño y los otros valientes del 1973, para erradicar la continuación del trujillismo.

Jamás te perdonarán que no aceptaras las contratas que comprometieran tu libertad de palabra y de militante de la decencia nacional. Y hasta las asesorías que dabas como ingeniero de alta calificación estaban supeditadas al ejercicio del criterio.
Pero ahora creen que ya no eres peligroso, amigo Hamlet. Te recuperan con elogios fingidos, y buscan mitificarte para que no seas ejemplo a seguir. Pero se equivocan. Eres un paradigma.

Mi indignación no me cabe en el pecho, Hamlet, porque don Federico Henríquez sigue teniendo toda la razón sobre nuestra infeliz América, que solo recuerda y reconoce a sus grandes hombres cuando ya son sus grandes muertos.

El Nacional

La Voz de Todos