Río de Janeiro, 7 abr (EFE).- Dos nuevos candidatos de izquierda a la Presidencia brasileña, la ecologista Marina Silva y el exjuez Joaquim Barbosa, surgieron en el panorama político el mismo día en que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder en todos los sondeos, anunció que acatará la orden de prisión en su contra.
Silva, exministra de Medio Ambiente de Lula y tercera candidata más votada en las elecciones presidenciales de 2010 y de 2014, fue anunciada este sábado por el partido Rede Sustentabilidade como su precandidata para los comicios de octubre próximo.
El Partido Socialista Brasileño (PSB), al que se afilió el viernes, confirmó hoy que evalúa la candidatura de Barbosa, el primer negro en llegar a la Corte Suprema de Brasil y el responsable por mandar a la cárcel a 24 colaboradores y aliados de Lula en un juicio por corrupción que puso a tambalear al Gobierno del líder socialista en 2005.
Pese a que el Partido de los Trabajadores (PT), mayor formación de izquierda de América Latina y que gobernó Brasil por 13 años, con Lula (2003-2010) y con Dilma Rousseff (2011-2016), ha dicho que mantendrá la candidatura del exsindicalista incluso en la prisión, varios partidos de izquierda tienen candidatos propios.
El Partido Comunista do Brasil (PCdoB) inscribirá a la exdiputada Manuela d’Avila, el Partido Democrático Laborista (PDT) al exministro Ciro Gomes, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) al líder de los Sin Techo Guilherme Boulos, la Rede a Marina Silva y el PSB posiblemente a Joaquim Barbosa.
Todas estas formaciones son históricos aliados del PT, algunos nacieron de divergencias en su interior e integraron la alianza oficialista que sustentó los gobiernos de Lula y Rousseff.
Estos partidos están interesados en ocupar el espacio que dejaría Lula si no puede disputar las elecciones.
El considerado dirigente más carismático de Brasil lidera todas las encuestas de intención de voto para las elecciones de octubre, con hasta un 30 % de las preferencias, pero, además de enfrentar la prisión, puede ser inhabilitado electoralmente.
El expresidente anunció hoy que acatará la orden de detención que dictó en su contra el pasado jueves el juez Sergio Moro, responsable por la investigación del gigantesco escándalo de corrupción en la estatal Petrobras.
Moro determinó que Lula comience a cumplir inmediatamente la pena de 12 años de prisión que le fue impuesta por corrupción y lavado de dinero en un proceso vinculado al caso Petrobras.
El PT ha insistido en su candidatura pese a la prisión y a que la legislación brasileña inhabilita a los condenados en segunda instancia, como en el caso de Lula, por lo que difícilmente podrá inscribirla. La formación ha dicho que presentará recursos ante todas las instancias para poder inscribirlo.
En el marco de ese vacío, los dirigentes de la Rede Sustentabilidade anunciaron durante su congreso nacional este sábado la precandidatura de Marina Silva a la Presidencia.
En el discurso que pronunció en la reunión, Silva, que fue senadora por el PT e importante aliada de Lula, dijo que el momento político hace de su candidatura este año una “decisión necesaria”.
“Nunca fue tan necesaria la decisión de estar aquí hoy, por el momento que estamos viviendo. Momento que no es de celebración sino de tristeza. Un expresidente que podría estar apto para hacer lo que quisiese en política es frenado por la Justicia por los errores que cometió”, afirmó.
En su opinión, el encarcelamiento de Lula es una esperanza de que la ley pasará a valer para todos en Brasil.
Marina defendió la posibilidad de una alianza con el PSB que podría convertir a Barbosa en su candidato a vicepresidente.
El PSB, sin embargo, aclaró también este sábado que, tras la afiliación del exmagistrado, dará inicio a una serie de debates para definir si lo postula a la Presidencia o si apoya a otro candidato, lo que será decidido en la convención de julio próximo.
La formación socialista aclaró que, independiente de la decisión, el exmagistrado de la Corte Suprema comenzará a viajar a diferentes ciudades para promoverse y que espera que su nombre sea incluido en los sondeos electorales, en algunos de los cuales ya aparece con el 5 % del favoritismo.
El exministro, que llegó a ser barrendero para pagar sus estudios, alcanzó una elevada popularidad en 2005 cuando, como instructor del primer juicio por un escándalo de corrupción en el gobierno de Lula, mandó a prisión a importantes colaboradores del entonces mandatario y a líderes de partidos aliados.
Su fama y popularidad llegaron a ser superiores incluso a las que tiene hoy el juez Sergio Moro por su combate a la corrupción. EFE
