El buen periodismo, ese que a través del escándalo Watergate propició la renuncia del presidente Richard Nixon, en Estados Unidos, podrá escasear, pero todavía no agoniza, a pesar de los monstruosos obstáculos con que ha tenido que lidiar. Buenos ejemplos en la región, incluido el país, ilustran la vigencia de ese periodismo de calidad, comprometido con los derechos humanos, las libertades y el desarrollo. Los trabajos galardonados con el premio latinoamericano de periodismo de investigación, convocado desde hace 12 años por el Instituto Prensa y Sociedad y Transparencia Internacional, iluminan, en lugar de oscurecerlo, tanto el presente como el futuro de este noble oficio. Basta con el resumen que hace Gustavo Gorriti, un periodista peruano y miembro del jurado, para valorar ese periodismo innovador, valiente, que ha trascendido la rutina y la complacencia.
Uno de los trabajos premiados “El señor de los hoteles”, publicado por el periodista Hugo Alconada en La Nación, de Buenos Aires, revela cómo Lázaro Báez, un modesto ex empleado bancario en Santa Cruz se hizo millonario gracias a su relación con Néstor y Cristina Kirchner, sobre todo durante las presidencias de ambos. Los contratos del Gobierno lo convirtieron en un potentado. ¿Cómo devolvió Báez el favor? Según el periodista, una de las formas fue alquilar permanentemente, a través de varias de sus empresas, más de 1,000 habitaciones de los hoteles de los Kirchner, se utilizaran o no, durante varios meses.
Otro caso lo representa el escándalo “Lobby Lula”, la investigación de los periodistas Fernando Mello y Flavia Foreque, publicada en el diario Folha de Sao Paulo, según la cual el expresidente Lula da Silva hizo 13 viajes al exterior pagados y patrocinados por empresas constructoras brasileñas. La pesquisa sacó a la luz gestiones del ex gobernante en favor de varias firmas. Se estableció que algunas de las diligencias se hicieron con exmandatarios acusados de corrupción, como Ricardo Martinelli, de Panamá, y dictadores como Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial.
Entre los trabajos que resume Gorriti figura otro titulado “Capo Cartes”. Se trata de una investigación del periodista brasileño Mauri König, quien en colaboración con colegas de su país, Colombia y Costa Rica, rastreó la ruta de contrabando de cigarrillos paraguayos. Las conclusiones: el contrabando de cigarrillos paraguayos a Brasil es un negocio de 2,200 millones de dólares al año, que ha crecido más rápido que el tráfico de marihuana y de cocaína en la frontera entre ambos países. Cinco marcas de una sola persona constituyen el 49% de ese mercado ilegal. Esa persona ha sido identificada como Horacio Cartes, el actual presidente de Paraguay.
Por aquí, que conste, se pueden citar también valiosos ejemplos.
