Inconformes con las políticas de la Administración Obama y los cambios de política en los Estados Unidos, los evangelistas norteamericanos junto a sus adeptos, han emprendido una campaña de posturas religiosas acompañada con mensajes homofóbicos en los países en desarrollo.
Azuzados por estos predicamentos, se ha desatado en toda Latinoamérica y el Caribe un sentimiento de odio e intolerancia que ha degenerado en algunos países en crímenes y agresiones físicas en contra de la población LGBT (Lesbiana, gay, bisexual, transexual). A principios de mes, durante una marcha de los evangélicos para protestar contra los homosexuales en Haití, dos personas fueron linchadas hasta la muerte y son más de 50 el número de agredidos desde que inicio esta ola homofóbica.
La consigna de los agresores en Puerto Príncipe y Jacmel, es apartar a los homosexuales inmorales y pecadores, para evitar que se desate la ira del Creador con la venida de un nuevo terremoto. Es tanto el odio y nivel de violencia, que el gobierno, al igual que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha tenido que intervenir haciendo un llamado público a la tolerancia y la aceptación de la diversidad.
Por otro lado, el evangelista y diputado uruguayo Gerardo Amarilla, cuyas posturas en el congreso no lograron detener la aprobación de leyes como la despenalización del aborto, los matrimonios gays y educación sexual, ahora visita nuestro país para promover las mismas majaderías.
En Honduras, el fiscal ha sometido a la justicia al evangelista Evelio Reyes por violar las leyes antidiscriminatorias, al proclamar desde el pulpito, un llamado a los votantes de las próximas elecciones a no respaldar los candidatos abiertamente homosexuales.
No menos improcedentes e interventoras de los poderes del Estado, ha sido el comunicado público de los evangelistas dominicanos, llamando a la nación y a las autoridades gubernamentales a rechazar el nombramiento de un nuevo embajador. En su declaración profetizan aumento de las penas para las personas y sus descendientes, aumento del SIDA y presagia n además la desaparición de la especie humana de la faz de la tierra, al igual como sucedió con el brontosaurio (¡Unjumm!).
Los llamados lunes negros han concitado poco o ningún respaldo de la población, preocupada más por la seguridad ciudadana, la corrupción y los irritantes privilegios que reciben algunos sectores de la sociedad incluyendo las iglesias.
Al igual como lo hizo Benito Juárez en México, tenemos que abocarnos a separar el poder del Estado de la iglesia, hay que trabajar para la construcción de un Estado Laico, que nos saque del oscurantismo medieval y que promueva leyes que ponga fin a la intolerancia y discriminación al que nos tienen sometido con su poder político y económico algunas de las iglesias dominicanas.