Opinión

Vivencias cotidianas

Vivencias cotidianas

Estando en casa de una amiga, me llamó la atención el título de una novela dominicana, perteneciente a su hija, que yacía en una pequeña librería: “La fantasma de Higüey”. La leí y quedé agradablemente impresionada, no sólo por su contenido, sino también por su exquisita redacción. Entonces fue cuando me interesé en el prólogo, escrito por Vetilio Alfau Durán, en el que describe la biografía del autor: Francisco Javier Angulo Guridi.

Según la misma, el escritor nació en Santo Domingo en el año 1816, emigrando, a la edad de seis años, junto a sus progenitores, a la isla de Cuba. Esto fue debido a la invasión del presidente de Haití, Boyer, en esta parte del país. Francisco Javier, pues, se educó en el Colegio Real de San Francisco, en Cuba. Pero como era alumno subvencionado, no pudo realizar allí sus estudios superiores  y tuvo que retirarse a la edad de catorce años. Fue en su casa en donde continuó estudiando.  Interesado, sobre todo, por las letras, en un breve lapso empezó a publicar algunas de sus composiciones en los periódicos de La Habana, con el pseudónimo de Lugaño. En 1836 fundó, con el apoyo de algunos compañeros, el periódico La Prensa.

Fue secretario de la Real Junta de Estadísticas Judicial de Cuba y profesor de humanidades en distintos colegios.

Publicó su primer libro en  1843 aunque, según afirmó José Castellanos, coleccionista de “La Lira de Quisqueya”, primera antología dominicana, nacida en 1874, no se supo de los trabajos de Angulo Guridi hasta que regresó a su país natal. Pero, tras una conspiración extendida hasta Higüey, que provocó el que llevasen al patíbulo a Duvergé, Tomás de la Concha y a otros personajes, se vio obligado a regresar a Cuba. Allí continuó su carrera literaria y colaboró en el “Diario de la Marina” hasta  1860, año en el que regresó a su patria.

Esa vez, el escritor se estableció en Santiago de los Caballeros y llegó a ser vocal de la Junta Sanitaria. Fundó el periódico “El Progreso” impulsando, asimismo, la construcción de una línea de ferrocarril que llegaba hasta Puerto Plata. Desempeñó diversos cargos importantes hasta que, fundó el diario “El Tiempo”, en 1865. Fue senador durante el mandato de Báez colaborando en “El Laborante”, “El Dominicano” y “El Universal”, además de dirigir “El Sol”.

Una vida muy rica en desplazamientos, obras y cargos que no puedo permitirme publicar en estas breves líneas pero creo que debe de conocerse. Considero interesante, además, la observación que nos hace Alfau Durán, quien se empeñó en localizar el tomo de “La fantasma de Higüey”.

Tras años de lucha, apoyado por diversos organismos oficiales, el doctor Eligio de la Puente le facilitó el único ejemplar de dicha obra.  Y termina, Vetilio Alfau Durán, haciendo el siguiente comentario (sic): “Después he visto que, en el periódico El Sol, semanario dirigido por Don Javier, se reprodujo, incompleta, en unos veintitrés números, desde agosto de 1869 a febrero de 1870.”

Angulo Guridi se estableció en San Pedro de Macorís en  1874. Diez años después, el 7 de diciembre de 1884, falleció en esa ciudad.

Aída Trujillo Ricart                                    http://aidatrujillo.wordpress.com/

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