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Agresión verbal: La otra cara de las redes sociales

Agresión verbal: La otra cara de las redes sociales

Hace unos 12 años o más, era inimaginable tener un contacto casi cercano con alguna figura pública, y ahora desde cualquier dispositivo digital nos hacen partícipes de su día a día.

Pero, para cualquier persona, sea artista o no, es un arma de doble filo, pues dada a esta cercanía, muchos seguidores se sienten con el derecho de opinar de manera constructiva o destructiva sobre su vida.

Las agresiones verbales, a través de los comentarios en las diferentes aplicaciones de las redes sociales, en especial en Instagram, ya no es de sorprender, incluso a muchos les divierte este tipo de comentario, siempre y cuando no sean ellos las víctimas o agredidos.

Agresión verbal: La otra cara de las redes sociales

La comunicadora Karina Larrauri es el ejemplo más reciente. “A veces la ignorancia agrede”, son sus palabras al ser atacada por usuarios de las redes sociales, tras abrirse voluntariamente a la vulnerabilidad en un escrito, en el que reveló que en los últimos años, y a propósito de la pandemia, su mente y corazón la llevaron a vivir en medio de un caos constante, donde los pensamientos negativos no salían de su cabeza, e incluso ha estado más distraída, enojada, agitada y en periodos cortos se le hacía difícil recordar cosas simples.

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En las decenas de comentarios que recibió, sin pizca de empatía, por el simple hecho de desahogarse y compartir por lo que está pasando, se podían leer: “Buscando sonido”, “Lo de ella es drama”, “La gente y su ñoñería”, “Al mundo entero le afectó, ella no es la excepción”, entre otros.

Así como Larrauri cientos de personas son atacas cada día por la crueldad, la agresividad y la poca empatía que impera en las redes sociales, a través de los comentarios, por quienes son denominados como haters.

Agresión verbal: La otra cara de las redes sociales
Karina Larrauri

Para la psicóloga clínica Clara Sánchez la ausencia de consecuencias tangibles en las redes sociales permiten que se dé rienda suelta a comportamientos que, en la vida “real”, las mismas personas no se sentirían en la libertad de mostrar.

“La sensación de anonimato definitivamente podría contribuir a que se asuman libertades y se violenten ciertos límites, en especial en aquellas personas que crean perfiles únicamente para dicho fin”, manifestó, además que “la distancia entre el acto y sus consecuencias y/o la sensación de que ‘no ha pasado nada’ permite que sea más fácil que se den situaciones como estas. Muchos dicen a través del teclado cosas que no pronunciarían jamás en voz alta”, aseguró.

Aunque la especialista del CEMDOE (Centro Médico de Diabetes, Obesidad y Especialidades), afirma que no necesariamente existe algún trastorno psicológico asociado a este comportamiento, podría darse el caso.

“Efectivamente hay ciertos trastornos, en especial de la personalidad, y aquellos donde esté afectado el control de los impulsos que podría reducir el autocontrol en situaciones similares. Sin embargo, no podemos asumir que todo el que manifiesta este tipo de comportamiento tiene un trastorno psicológico. Ahora, sí es posible que se existan ciertos rasgos disfuncionales en particular a nivel social en aquellas personas que agreden por estas vías”, dijo en una entrevista a Qué Pasa.

Psicoeducación

Para la psicóloga podría resultar de bastante utilidad la psicoeducación, no solo para las personas consideradas como “agresoras”, también para aquellas que se exponen a estas posibles agresiones.

Clara Sánchez, psicóloga clínica
Clara Sánchez, psicóloga clínica

“Lamentablemente la realidad de las redes en general escapa del control, incluso, de las mismas compañías que las manejan, cuya función tiende a enfocarse en enmendar lo que se ha hecho una vez ha sido reportado. Debido a esto es importante preparar a la población, en especial a quienes podrían ser más vulnerables a este tipo de interacciones para mantener su participación en esos espacios reconociendo el riesgo y reduciendo al mínimo el exponerse a este tipo de dinámicas, manteniendo, por ejemplo, perfiles privados, y evitando entrar en discusiones en espacios donde se hable de temas controversiales”, sostuvo.

Medidas a tomar

Es posible restringir y bloquear la negatividad de sus cuentas.

Para la profesional el primer paso “sería aprender a filtrar estos comentarios y entenderlos más como una proyección de quien los escribe que como una verdad sobre ellos mismos, recordando que ‘lo que Pedro dice de Juan, dice más de Pedro que de Juan’, en otras palabras cada quien habla desde quien es y no necesariamente desde quienes somos”.

Aunque, expresó que esto puede resultar difícil si se recurre a las redes como espacio de validación o se les da el mismo valor a las interacciones establecidas por esa vía que a las conversaciones e intercambios sociales de la vida real. “El mejor dicho para fines como estos, es el popular adagio de que ‘las palabras se toman de quien las dice’”.