Solo las 26 personas que han muerto estos días por el consumo de una bebida alcohólica adulterada es suficiente para tomar acciones, tras una exhaustiva investigación, sobre la venta y fabricación del producto.

Las autoridades de Salud Pública relacionan las defunciones, ocurridas en sectores populares, con el metanol, un componente que se utiliza en el proceso de destilación de las bebidas.

La elaboración de clerén, triculí y otras bebidas artesanales es una vieja costumbre en barrios y pueblos contra la que solo ha habido exhortaciones.

Las bebidas siempre han provocado muertes, pero el elevado número de estos días compromete la responsabilidad de las autoridades con una mayor vigilancia. Hace tiempo que la gente ha debido ser persuadida de elaborar o consumir el veneno, pero al parecer el problema solo es abordado cuando las defunciones sacuden el país.

Solo desde abril de 2020 a la fecha se calcula que han muero más de 230 personas por intoxicación alcohólica, lo que constituye una verdadera tragedia. Si Salud Pública y la Policía no evitan la destilación de las bebidas, más personas morirán intoxicadas.