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Alexis Gómez Rosa: ¿poeta justiciero?

Alexis Gómez  Rosa: ¿poeta justiciero?

Con el poemario Coartada, el aeda Alexis Gómez Rosa vuelve a ser el mismo de hace muchísimos años: combativo e irreverente en el fondo y en la forma. Asume así el riesgo de aburrir y de sorprender poco al lector atento. Como conductor de su expresión, el decir de este poeta ha ido en forma rectilínea, los sobresaltos de los cambios de carretera los conoce poco. Quien escribe a chorro, corre el riesgo de escribir a yerros, Alexis debería saberlo, pero no teme, su producción lo confirma.

Rosa, veterano pancraciasta, a muchos de sus contemporáneos los tira por encima de las cuatro cuerdas. En el texto se desglosa una fuerte raíz ideológica y de denuncia social, los versos son vecinos de los planteamientos directos, y donde en la mayoría del canto predomina una extraña chatura por encima del vuelo.

El poeta publica un poemario donde escupe, grita, ironiza, golpea, contra lo que considera cloaca o peste. Es claramente, un texto donde el autor salda cuentas, y los jabs a contrarios políticos o por desavenencias personales están a diestra y siniestra.

En Coartada, Gómez Rosa, introduce su escalpelo poético en aguas cenagosas, peligrosas. Hace una apuesta en la que proyecta la silueta oscura de muchos de sus colegas poetas que a su criterio viven de forma indigna. Lo político está presentado de manera cruda, el verso apunta a su objetivo, con sus ya tradicionales malabarismos verbales.

Si no fuera porque en esta nación, casi nadie se ofende por los motes que se les endilgan, Coartada produciría debates, respuestas. Pero ésta es una Dead Poet Society.

Unas veces le pasa el rodillo a un poeta de su generación, como cuando escribe: “venga gente, venga pueblo” en clara alusión a una expresión acuñada por el poeta Tony Raful, y antecedido por los versos: “muchos son los rostros del político en su teatro guiñol”; en otras ocasiones se da el lujo hasta de enrostrarle a sus colegas morados en el siguiente tono y cito versos: “Tener 65 años, para ponerse uno a contar heroicidades o hemorroides; teñirse el pelo y por las tardes acomodar el trasero en un banco del Parque Independencia, esperando que lleguen los poetas de la patria; los insignes, honorables, servidores de la patria: los que se sirven con la cuchara grande, con su hambre depredadora y comesola y la barriga insaciable”.

La ferocidad de Rosa, quien ha sido funcionario cultural peledeísta durante el tiempo que este partido ha detentado el poder, no conoce límites, y se refiere a algunos de sus colegas: “no sirve ni para echárselo a los perros”. Otras veces les llama: “poeticas bigañuelos, depredadores del erario, mamíferos ordeñadores de la puta ubre impúdica”.

Está escrito Coartada en versos cortos, pero que cortan, en versos cuyo porte exiguo no escapan a la diatriba, a un poético vilipendio del otro. Es de destacar que el ataque sobrevuela el lirismo en este libro. No es nuevo Gómez en este oficio, y recordamos, pues memorables son los versos en textos anteriores en contra de los poetas Basilio Belliard, a quien denomina “Oreja” y al fenecido amigo Adrián Javier, a quien tilda de “negro”, y hasta el ex ministro José Rafael Lantigua llegan hondos improperios.

Llama la atención en él que siempre canta del mismo modo y que no ha abandonado el tono del que se siente rey supremo: donde la palabra popular o vulgar, el refrán, son sacrificados unas veces y otras no, con éxito, en el altar poético.

“Salen y entran los bufones de la ópera, los coristas de la nómina opulenta”.
“Huyen los molongos de los pensionados, de los chiriperos, de los desahuciados del firmamento de Quisqueya”.

En lo que respecta a su decir ha sido coherente: el lenguaje en él tiene el mismo latido, nada edulcorado, nada clasicista, nada perfumado. Ha hecho una apuesta con casi un inalterable estilo.

El único asunto es que al leer un poema de Alexis da la sensación de que ya lo hemos leído todos, y que al leer el conjunto, siempre creemos que estamos leyendo el mismo poema.

Alexis Gómez es la antítesis de la actitud mostrada por Pablo Neruda en la poesía, quien lo hizo todo, quien abrazó diversas formas, entramados, temas y estilos. Además por su estilo de vida, más que poeta justiciero, Alexis tiene el molde de “poeta aburguesado”.

Es un poeta, este Gómez Rosa, que ha usado la poesía para enfrentarse a otros, para burlarse de sus colegas o para enrostrarles sus miserias.

Lo extraño de todo esto es que casi siempre no ha devenido en duelo. (Los Pushkin y los húsares) aquí no existen). El peligro de esta poesía, es que se vaya, hacia donde trata de empujar el poeta a sus contrarios, el abismo.

El autor es escritor y periodista.

El Nacional

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