Opinión Articulistas

Algo más que salud

Algo más que salud

José Díaz

Una visión

Es Semana Santa, tiempo obligado en occidente para la reflexión. Tengo décadas, además, haciendo un llamado a la moderación, pues hemos convertido las pascuas en que se rememora la pasión y muerte de Jesucristo, en un bacanal en la búsqueda del disfrute sin freno.

Es la época del año que más muertes se producen. Os invito a que acompañen la reflexión con meditación, y a propósito de ello les copio:
“La Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (CMDC), logró fuera aceptada la meditación por la iglesia católica a partir de que se le reconociera a su propulsor John Main, luego de que ésta lo conminara a no practicarla después de que se hizo monje benedictino en 1958.

Sus superiores alegaron que no formaba parte de la tradición cristiana de oración. Sin embargo, en 1969, Main descubrió una tradición cristiana de meditación pura como la denominó San Juan Casiano en el siglo IV” (“El buen corazón”, p. 275).

En 1994, el Dalai Lama expresó: “Quiero apuntar que muchos cristianos no aceptan el concepto de la reencarnación, hace más o menos como dos años, en Australia, en mi último encuentro con el padre Dede Griffiths, le hice la misma pregunta.

Recuerdo con gran intensidad nuestro encuentro; vestía su toga saddhu de color azafrán amarillento, y fue una conversación harto conmovedora. “Desde el punto de vista cristiano aceptar la reencarnación minaría en cada creyente la fuerza de la fe y la práctica.

Cuando asumes que esta vida, tu existencia individual, ha sido creada directamente, y es como un regalo personal del Creador, se establece inmediatamente una unión muy especial entre tú como criatura individual y el creador. Existe una conexión personal directa que te da un sentido de cercanía e intimidad con tu Creador. Una creencia en la reencarnación minaría esa relación especial con el creador”. Encuentro esta explicación profundamente convincente.

Regresen con cuidado, se lo rogamos desde “algo más que salud”.