En busca de encontrar la diferencia entre conservadores y liberales, se han construido dos metáforas: Al darse la dolce vita, la buena vida, los conservadores se dice que viven como liberales, mientras que los liberales, llenos de autorrestricciones, viven como conservadores. Unos van a la iglesia en la mañana y los otros van en la tarde
José Fabián es un antiguo camarada que vive la vida de un conservador y se declara de mentalidad liberal, ya que fue de aquella generación utópica que se propuso “Tomar el cielo por asalto”, pero que las alas quedaron cortas.

Él se ha curado de muchas cosas, no así del antiboschismo que proliferó en el ambiente izquierdista de su juventud. El no concibe que Juan Bosch haya escrito una obra como “El Caribe, Frontera Imperial: de Cristóbal Colón a Fidel Castro, donde el maestro afirma que la historia no se escribe por lo que ha sido, sino por lo que fue.

No obstante, esa afirmación se podría decir que Bosch no figuró en la historia de los Premio Nobel porque nació en un país pequeño, de pocos habitantes, y que decidió temprano abandonar la literatura para dedicarse a escribir política.
Cuentos de Bosch como “La bella alma de Don Damián y “La Nochebuena de Encarnación Mendoza” tumban la puerta y entran a la casa de la literatura universal, pero lo que viene al caso es nuestra interpretación del cuento “Dos Amigos”, de aquel perro realengo que al terminar la parranda le dice al perro de la casa que no regreses esa misma noche, ya que “te van a azotar”, pero si regresas después de varios días te recibirán como alguien que ha resucitado.

Por: Rafael Grullón
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