Opinión

Apoyo a Rogelio Cruz

Apoyo a Rogelio Cruz

Yo apoyo a Rogelio Cruz desde siempre. Hace mucho que digo y repito que nuestra Iglesia Católica local es, por sacerdotes como él y otros que he nombrado públicamente, de lo contrario, hace rato que hubiera sucumbido en el ampuloso, pretencioso y presuntuoso ejercicio de una jerarquía y purpurado que nos lastima demasiado, con honrosas excepciones, claro.

Si la feligresía no adocenada no tuviéramos sacerdotes comprometidos como Rogelio, la figura del Evangelio se hubiera desvanecido entre esos salones suntuosos donde circulan obispos y cardenales, en sus regodeos con el poder corrupto, y transacciones de doble moral. Los Rogelios son los que nos recuerdan que Cristo vive y se compromete con los más pobres y necesitados, día a día.

Sus superiores no pudieron confundirse más con la actitud chismosa y cizañera, arrogante e impensada, de tratar de enlodar a Rogelio Cruz para desmerecerle. Gran error para una clase que tiene veinte colas que le pisen, y una equivocación mentirosa malévola y pérfida, que creían confundiría al pueblo de Rogelio, con el que camina desde que es sacerdote, igual, cada día igual. Entregado y transparente.

Ver en los medios la explicación de la Junta Central Electoral, que admite el error del atribuido «hijo biológico» al P. Rogelio, más las explicaciones de la madre de ese y cuatro hijos más, declarados por el sacerdote para que pudieran asistir a la escuela; así como las declaraciones de una entonces menor de 17 años, embarazada por el mismo superior incriminador y obligada a abortar por él, quien pagó RD$5,000.00 por desembarazarla, para salvar su propio honor, aclara una planificación perversa y nada cristiana.

Siendo católica practicante y por demás, ex alumna salesiana del IMA, Instituto María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, Provincia de Chubut, Patagonia Argentina, donde estudié mi escuela primaria y secundaria y de quienes tengo el mejor de los recuerdos y una formación ética sólida, me siento una vez más avergonzada.

También siendo profundamente crítica de mi propia iglesia como institución, machista e inequitativa, reconozco en ella a personas que ejercen un verdadero sacerdocio y lamento al colectivo de pederastas y criminales clericales, pero sobre todo, a la institución que los protege y arropa.

En nuestra fe, predomina la palabra divina que apoya la conciencia de cada persona, basada en el Amor a todas las demás, como el que nos tenemos a nosotras mismas. Porque quien ama a las demás personas como a si mismo/a, se compromete con la universalidad de los seres, trabaja con todas las criaturas y por la vida consonante del Universo, como hace Rogelio Cruz.

El Nacional

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