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Arma de doble filo

Arma de doble filo

Chiqui Vicioso

Cuando estudiaba Gerencia Cultural, en la Fundación Getulio Vargas, del Brasil, conocí a un profesor extremadamente arrogante y reaccionario. Fue inevitable que tuviera que enfrentarlo, algo que no me atrevía a hace por timorata. De él recibí mi primera clase de geografía real. Mandó a buscar un Mapa Mudi y me preguntó. Se tomó el tiempo, adrede, de encontrarnos y dijo: “Peror utre son una mosca en el mapa del mundo y al lado de nosotros no existen”.

Lo mismo me pasó en la Universidad, donde apenas éramos ocho dominicanos, entre ellos tres mujeres, y éramos, como escribo Ralph Ellison (1953, RandomHouse) en su “Invisible Man”, invisibles, lo que nos obligó a sumarnos al resto del Caribe, y al estudiantado negro, y a formar lo que se llama “Rhird World Peopoles Coalition”, o “Coaisión de Gerentes del Tercer mundo”.

Ahí aprendí otra lección: Sin un Cuarto Mundo que “descubrir y colonizar”, pasara la acumulación original de riquezas que permitiera nuestro desarrollo, el capitalismo no era una popcorn para nosotros, y como pequeñas islas, solo la unión podíamos darnos a respetar. Creo que en esa idea había originado CARICOM, del cual no somos parte porque no independizamos no de España sino de Haití, solo para contar que a la “madre Patria” de ese entonces no le interesábamos, y éramos solo una moneda de intercambio en sus guerras.

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Entiendo no que ser negro y antieclavista era un estigma que costaba muy caro, sobre todo porque Norteameria estaba dirigida por esclavistas que considraban a los negros como “bestias salvajes (palabra de Jefferson sobre Haiti), nos aferramos de eso a un concepto donde ser blanco era comportarse como tal

Leonel Fernández, un negro mas negro que Jesie Jackson, Angela Davis, se empeñó en anexarnos a Centroamérica, y hemos pagado un precio altísimo por nuestra ingenuidad comercial integracionista frente a una región con larga experiencia en ese campo. Peña Gómez, vivía excusándose de su negritud: “Tengo el alma blanca”.

Ahora, hemos vuelto a equivocarnos abanderándonos no con los países lideres de la región: México, Brasil y Colombia, sino con el Perú (donde la “presidenta” tiene apenas un uno por ciento de aprobación); Argentina (sin comentarios); El Salvador (donde Bukele es junto con Milei, el líder favorito de Trump); Costa Rica (laboratorio tradicional de la CIA); Panamá, “independizada por Norteamérica para la construcción y control del Canal, muy a pesar de Colombia y ni hablar de Bolívar);y Ecuador (con un doctorado en traiciones.