Apenas tenemos detalles del apresamiento en un tramo de la Autovía del Este, de un miembro de la peligrosa banda haitiana “400 Mawozo”, y por tanto, no sabemos si es fuga, mudanza o labor de reconocimiento del territorio para establecer su base de operaciones en comunidades como Mata Mosquitos o Friusa de la provincia La Altagracia, reconocidos “guettos” de haitianos. Oficialmente se ha informado que la detención la realizó la OCN- INTERPOL de Santo Domingo y la Policía Nacional, pero inmediatamente después fue entregado a la Policía Nacional de Haití. Sin embargo, desconocemos si lo que persigue la peligrosa banda es asentarse con una estructura delictiva en ese terreno abonado de características étnicas precedentemente citadas.
No queda duda que esa detención es una advertencia de misteriosas consecuencias para la estabilidad del país. Pero más, que los organismos de seguridad del Estado no parecen haber tomado nota de lo afirmado por el exdirector de Migración de que Friusa es una localidad sin control de la autoridad que se siente impotente de entrar a esa suerte de Estado dentro de otro Estado.
En el horizonte hay nubes cada vez más oscuras por el desenfrenado y tolerado establecimiento de pueblos y barrios de haitianos, verdaderos tugurios, sin saber del rastro o archivo de elementos subversivos y criminosos que desean convertir a la República Dominicana en otro caos como Haití, y una autoridad más preocupada por la reelección que por el momento actual creado por estos ilegales, y que no luce algún interés de atajarla.
¿Y es en esta percepción que tiene sentido preguntarse por qué el Gobierno es tan complaciente con organismos y gobiernos de la región empeñados en que asumamos esa desgracia que nos arrastraría al naufragio? No todo es perdonable, y el poder del pueblo no es ilusorio y por ello debe exigir por la vía del voto la falta de acción en poner freno al peligro, o terminar la autoridad su período con más pena que gloria.