Opinión Editorial

Bárbaro, brutal y despreciable

Bárbaro, brutal y despreciable

Rusia ha sido convulsionada por el ataque terrorista perpetrado el viernes contra una sala de espectáculos en Moscú que causó al menos 137 muertos, sobre el cual el presidente Vladimir Putin clamó por venganza contra los que encargaron ese atentado, cuya autoría se atribuyó el grupo Estado Islámico (Isis).

Un sospechoso de participar en ese atentado dijo a las autoridades rusas que quienes ejecutaron ese acto definido por Putin como “bárbaro”, los integrantes de ese comando terrorista recibirían cada uno el equivalente en moneda rusa de unos cinco mil euros.

“Todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e inevitable castigo, sean quienes sean e independientemente de quién los haya enviado”, advirtió el presidente ruso en comparecencia por televisión, sin referirse a la reivindicación del hecho por parte del grupo terrorista islámico.

Es claro que ese atentado perpetrado contra la sala de concierto Crocus, en las afueras de Moscú, acentúa la guerra entre Rusia y Ucrania y la represión contra grupos terroristas que operan en Eurasia y Oriente Medio, más aun, porque el Kremlin tendría carta abierta para atacar enclaves que considere vinculados con el ataque.

Occidente teme que Putin replique lo que ha hecho el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, contra el grupo Hamas, en la Franja de Gaza, como represalia por perpetrar un ataque terrorista en territorio israelí que causó más de 1,400 muertos y centenares de secuestrados.

A eso se atribuye que Estados Unidos y aliados europeos den por sentado que el atentado fue perpetrado por el Estado Islámico y que Ucrania niegue tajantemente su vinculación con ese ataque, aunque Rusia informó que detuvo a once supuestos terroristas cerca de la frontera con Bielorrusia y Ucrania. El mundo civilizado condena ese bárbaro y brutal atentado terrorista contra gente indefensa, perpetrado con el claro objetivo de agravar el difícil cuadro político y militar en Eurasia y Medio Oriente, donde intervienen las principales potencias atómicas que pugnan por la hegemonía.

El orgullo ruso ha sido lacerado muy severamente por ese acto de terror cruel, cobarde y despreciable, sin precedentes en más de dos décadas, por lo que ahora a la comunidad internacional solo le queda esperar hacia dónde el presidente Vladimir Putin dirige su dedo índice.

El Nacional

La Voz de Todos