Gravísima la denuncia inicial de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, respaldada por el ambientalista y dirigente político Domingo Contreras y Nelson Bautista, director de la Fundación Acción Verde, sobre la posibilidad de una mutilación de terrenos protegidos del Jardín Botánico Nacional doctor Rafael L. Moscoso, en torno al cual se han visto ya colaboradores del Ministerio de Obras Públicas, haciendo mediciones topográficas relacionadas con la extensión de la avenida Jacobo Majluta.
Por la constitución legal de los terrenos del Jardín Botánico, que establece la documentada denuncia del organismo que dirige el biólogo ambiental Luis Carvajal, delimita su extensión y lo declara como reserva urbana inviolable, en la medida en que es uno de los grandes pulmones verdes de la ciudad de Santo Domingo, conjuntamente con los parques Mirador del Sur y Mirador del Norte.
Lo más serio es que el organismo oficial identificado como el probable responsable de este intento inaceptable de mutilación a un área de reciclaje natural masivo del aire en la ciudad capital, ha mantenido un silencio preocupante.
¿Hay intención o no de mutilar el Jardín Botánico? ¿Qué organismo oficial o privado tiene a su cargo la encomienda? ¿Tienen conciencia de que se trataría de una intentona medioambientalmente criminal contra la población de Santo Domingo?
¿Qué alcance tendría esa mutilación en caso de que sea cierta la versión? ¿Qué papel se asigna al factor “transparencia” en este caso?
Ante la denuncia, surge la inquietud: ¿Qué conciencia tienen quienes puedan estar tras esta intentona?
Las agresiones contra el ambiente natural constituyen una constante desde hace muchos años y han tenido efecto en todos los gobiernos que hemos tenido, con excepción de los regímenes del doctor Joaquín Balaguer, responsable de haber establecido los parques nacionales y las zonas protegidas y de haber desplegado esfuerzos cruciales para desmontar los aserraderos en las montañas y haber enfrentado la invasión de agricultura ilegal, de potentados y pequeños campesinos, en perjuicio de nuestras reservas naturales.
Es necesaria una aclaración oportuna y responsable por parte del Ministerio de Obras Públicas (en el caso de que sea el que esté motorizando este despropósito ambiental), o de quien quiera que haya pensado en esa posibilidad.
El Jardín Botánico Nacional es un área de no tocar.
No se puede, no se debe y quienes tenemos voz y posibilidad de actuar, no permitiremos que sea mutilado.