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Cabildeos y presiones

Cabildeos y presiones

El ministro de Defensa del próximo Gobierno, Carlos Díaz Morfa, no va a entrar en detalles, pero desde que fue anunciado para el cargo ha podido darse cuenta del deterioro institucional que prevalece en los cuerpos castrenses.

Son muchos los generales que han buscado la manera de acercársele para ponerse donde “el capitán los vea” o para cabildear posiciones de mando tanto en la oficina central como en los diferentes cuerpos.

Ha trascendido la utilización de cabilderos políticos y allegados para canalizar recomendaciones para plazas o simplemente no ser tocados en las que detentan. Con oficiales que gozan de cómoda posición económica gracias al amparo que representan los rangos, hay que suponer que esas gestiones no son gratuitas.

Las presiones también están motivadas en el temor de que una eventual profilaxis pueda afectar a muchos jerarcas militares para quienes el uniforme es solo un escudo.

Algunos han construido grandes fortunas a través de negocios con el Estado o de la apropiación de bienes. Con las presiones, Díaz Morfa, un oficial de carrera, tiene más motivos para adecentar los cuerpos armados.

El Nacional

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