Parece como si los mares del mundo tuvieran fiebre. En los primeros meses de 2023 la temperatura de la superficie del agua ha batido todos los récords de calor. Los científicos barajan que el inicio de un nuevo ciclo climático puede ser responsable de dichas cifras. Los océanos se están calentando, sus temperaturas medias son cada vez más altas debido al calentamiento global causado por el hombre.

Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, el uso cada día mayor de objetos plásticos y la deforestación, aumentan las concentraciones de gases en la atmósfera.
He sabido que los océanos cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y tienen una capacidad calorífica muy alta. Absorben el 90% del calentamiento global que se ha producido en las últimas décadas debido a los gases de efecto invernadero.

Esa es una de las razones por la que el 90 por ciento del calentamiento global está ocurriendo en los océanos, lo que hace que el calor interno del agua de los mares aumente desde que comenzaron los registros modernos en 1955.
El calor almacenado en los océanos hace que su agua se expanda, lo que es responsable de un tercio a la mitad del aumento global del nivel del mar.

Los océanos más cálidos también pueden conducir a más potentes tormentas que afectan dramáticamente los ecosistemas, jodiendo los arrecifes de coral.

La mayor parte de la energía que llega a los mares se almacena en la superficie, a una profundidad de entre 0 y 700 metros.

Por eso es que la última década ha sido la más cálida para los océanos, mientras el año 2021 había sido considerado el más cálido, hasta que se computaron los registros de julio de 2023.

El calentamiento de los océanos tiene a largo plazo efectos negativos para la raza humana, comenzando por un permanente aumento del nivel del mar debido a la expansión térmica, la decoloración de los corales, el derretimiento acelerado de las principales capas de hielo de la Tierra, la intensificación de los huracanes y otros fenómenos naturales.
En el Mar Caribe las temperaturas superficiales promedio fluctúan entre 28 y 31 grados Celcius, cuando una década atrás fluctuaba entre los 22 y 26 grados.