LAKELAND, Florida. El rastro de arcilla roja llevaba de las jaulas de bateo a través de la calle por la acera hasta las puertas de la casa club. Continuaba dentro del pasillo, pequeñas partículas cada pocos pies hasta que se detuvo cerca del casillero de Jeimer Candelario.

Fue la señal más reveladora de que el tercera base de los Tigres se reportó al campamento el sábado. Aunque el primer entrenamiento del equipo completo no se lleva a cabo hasta el lunes, Candelario es el último Tigre listo para ponerse a trabajar.

Después de la primera temporada baja de Candelario sin pelota de invierno en años, está casi ansioso por eso.

“Había estado jugando en el invierno todo el tiempo. Si no era en el invierno, jugaba en la liga de instrucción [la Arizona Fall League]”, dijo Candelario el sábado por la mañana. “Nunca he estado ‘fuera’ con mi cuerpo, trabajando en lo que tengo que hacer para mejorar y ser consistente. Fue bueno para mí y para mi familia. Fue increíble”.

Los Tigres querían que evitara la pelota de invierno esta vez después que las lesiones y una larga temporada aparentemente lo desgastaron.