La profundidad de sus palabras delata las huellas que dejó en su alma, la historia de Julia Pastrana, aquella mujer barbuda de circo que muchos por su apariencia la calificaban como un “fenómeno” y que fue explotada y marcada por el abuso, el dolor y el rechazo social.
Carlos Espinal lleva al teatro esta traumática historia y confiesa que cuando comenzó a leer sobre Julia reflexionó sobre lo terrible que puede ser la crueldad humana, lo despiadados que podemos ser cuando se trata de juzgar a otros. Pero también encontró la nobleza, la lucha, la sensibilidad, esa otra parte maravillosa que tenemos los seres humanos y que nos ayuda a sobrevivir a las más grandes desgracias.
“Julia me enseñó que no importa que te quieran pisotear, humillar, que quieran borrar tu historia, que hagan de tu vida una fábula, porque cuando caminas con tu verdad, cuando reconoces tus verdaderos valores, vas a luchar hasta la muerte, y aún, después de la muerte”, agregó.
“Salmo de la justicia inconclusa de Julia Pastrana. La Monstrua”, sube a escena a partir del 18 de septiembre de 2025, a las 8:30 de la noche, en la Sala Ravelo del Teatro Nacional Eduardo Brito, con dramaturgia y dirección de Carlos Espinal, haciendo una justa crítica a esta historia, en la que Carlos visualizó las realidades vividas de muchas mujeres que amó.

“Vi la desigualdad, el abuso, el maltrato, la injusticia, el mal uso del poder, cuando está en manos peligrosas”, expresa el dramaturgo, agregando que es producto de un matriarcado y esto hace que se identifique mucho con la lucha por la igualdad y los derechos de la mujer.
Analiza que a pesar de que la historia de Julia se desarrolló en el siglo XVIII, es terriblemente contemporánea, y una tragedia que seguimos viviendo hoy día, pues como sociedad, debemos enseñarle a nuevas generaciones, la importancia de ser seres humanos compasivos, respetuosos, empáticos ante el dolor de los demás.
“He luchado toda mi vida por no convertirme en una persona que se dedica a dar clases de moral a través de su expresión artística, pero también he entendido el gran compromiso que representa crear un discurso. Subirte a un escenario a tratar de entrar a los corazones del espectador, a sus mentes a sus razones, y ahí he descubierto que efectivamente hay un gran compromiso con la palabra, con el gesto con el silencio”, dijo.
En todas las culturas
La realidad de Julia Pastrana abunda en todas partes -afirma Carlos- en todas las culturas, en todos los extractos sociales, en todas las religiones. La realidad de Julia, es una de esas, que en la mayoría de los casos, se meten debajo de las alfombras para no pensar, para no tomar acción, pero están ahí, latentes; y si nosotros como sociedad no tomamos acción, no hacemos algo, lo que se aproxima, será aún mucho peor.
A la pregunta de si fue difícil para él elegir la protagonista del montaje, explica que siempre ha sentido mucha pasión por los artistas que se entregan con desgarre a su oficio y desde la primera vez que trabajó con Sabrina, vió en ella a una gran actriz con una maravillosa presencia escénica.