“Non bis in ídem”

Señor director:

En la época de Joaquín Balaguer el pueblo dominicano fue perseguido por sus ideales políticos; el segmento más atacado fue la juventud ya que todos sus derechos fundamentales eran violados tanto en los interrogatorios que eran hechos sin la presencia de su abogado, como también el maltrato que recibían, violando así unos de los principios cumbres de nuestra norma procesal penal: la dignidad humana.

Pero este régimen autoritario era reincidente en las violaciones, ya que los jóvenes políticos tanto del 14 de junio como el MPD eran perseguidos múltiples veces y los famosos destacamentos policiales cuya función es investigar, por lo cual su papel es accionar cuando existe una denuncia y estos tenían la tarea de apresar tantas veces querían a estos jóvenes, amparándose en las simples coletillas que eran donde se hacían lo sometimientos.

Lo que es una flagrante violación al nom bis in idem ya que la doctrina es clara en que la noción persecución penal comprende toda actividad oficial. (Policial, fiscal e incluso jurisdiccional). Claro que para que pueda darse la segunda persecución, será necesario que la primera se esté desarrollando y en estos casos no existía una desestimación de la denuncia o archivo, sino una persecución múltiple amparada en las famosas coletillas.

Lo que demuestra que la policía autoritaria de los 12 años, tenia como norte violar los derechos fundamentales a estos jóvenes, llegando al punto de variar la calificación cada vez que un joven era sometido, haciendo una mala interpretación de esta garantía ya que el cambio de calificación jurídica no hace que se permita una nueva persecución penal.

Los gobiernos autoritarios tienen como característica violar los derechos fundamentales de todos los seres humanos, las dictaduras no se han escapado de esto, ya que su fin es imponerse de forma arbitraria.

Es esta experiencia histórica la que nos conduce a subrayar la importancia de la consagración constitucional y a nivel del principio procesal de esta garantía.

Atentamente,

Giovanni Morillo

Abogado