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Señor director:
Me dirijo por este medio al colaborador Adrián Javier.
En realidad, vivimos de frases hechas. Y en rigor, todas lo son. Desde el momento que hablamos para constituir una oración con un mensaje específico, las frases usadas para tal fin ya están hechas, de otra forma no tendrían valor como pieza de comunicación.
Ahora bien, cuando específicamente hablamos de la frase hecha, eso no es otra cosa que otra frase hecha.
La frase hecha tiene un espíritu tan fuerte que no puede ser traducida a otros idiomas. Ésa es una de sus prerrogativas, una de sus sempiternas atribuciones.
La frase hecha, lo sabemos tú y yo, es el terreno perfecto en el cual la publicidad siembra sus promesas, porque los lugares comunes son los que hacen la publicidad: el más barato, el mejor del mercado, nunca antes visto, no se lo puede perder, etc.
La frase hecha comparte el mismo oxígeno que el proverbio, el refrán, el cliché y los modismos. De las frases hechas, el cliché es el más expuesto al desgaste: ¿Sabías que en 1985 la desgastada expresión Eres lo máximo fue consagrada como el mayor cliché de la década por la RAE?
El refrán siempre es anónimo, tiene sabor a pueblo porque siempre nace en el seno de las clases bajas y es jocoso las más de las veces. El proverbio, en cambio, tiene abolengo, su tono es más serio y grave, y su autor puede ser conocido, porque en muchas ocasiones los proverbios son obra de celebridades de la historia.
Me encantan las temáticas que abordas y el estilo con que las abordas.
Atentamente,
Juan Carlos Javier
Santo Domingo
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Las niñas
Señor director:
Muchos teóricos de la educación se refieren a la formación de los seres humanos y hablan más bien en términos de los hombres.
Pienso, sin embargo, que el gran reto en el mundo de hoy es formar con esmero y cuidado a las niñas, porque son las mujeres las que, al fin y al cabo, reproducen los valores y transmiten las buenas costumbres.
No hay medio de comunicación más efectivo que un grupo de cunas, y en los hogares nuestros siempre o casi siempre las hay.
En medio de tanta violencia y tantos abusos, pensemos en eso, que es importante.
Atentamente,
Rafael Salvador
Santo Domingo