Opinión

Catalejo

Catalejo

Allen W. Dulles, primer director civil de la CIA y uno de los que reclutaría científicos nazis para Estados Unidos, habló muy claro respecto a la Unión Soviética.

Dice Dulles en su libro, “El arte de la inteligencia”, que destruirían a la URSS estimulando “el descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo y la drogadicción”.

Explica que le llevarían “el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos, y ante todo el odio al pueblo ruso”.

Y agrega: “…todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente ( la URSS ) como el capullo de una flor”.

Según publicó The Washington Post, el presidente Ronald Reagan impulsó un plan en los inicios de los ochenta para sabotear la economía soviética, con la cooperación de François Mitterrand. 

Transferirían a la URSS tecnología defectuosa para provocar explosiones en un gasoducto siberiano, y evitar así que Europa Occidental le comprara el gas.

Las “democracias” occidentales son manipuladas por los servicios especiales de la Alianza Atlántica , hasta el punto que la democracia en sí no ha sido más que una farsa, señuelo, simulación y engaño.

La opinión es de Giulio Andreotti, presidente del Concejo italiano, quien apoyó ese criterio en 1990 en investigaciones de los jueces venecianos Felice Casson y Carlo Mastelloni.

Los magistrados instruyeron los casos del avión militar secreto que se estrelló en 1973 en Irlanda del Norte y la explosión del coche bomba en Peteano, Italia.

Demostraron que un gobierno secreto (la Agencia Central de Inteligencia, CIA) controló a Roma desde la sombra y al margen de las instituciones oficiales.

Mientras ayudaban a sembrar el caos en la Unión Soviética y en otras latitudes, desestabilizaban a Suecia y su Primer Ministro, Olof Palme, caía asesinado.

El Nacional

La Voz de Todos