Opinión

CATALEJO

CATALEJO

Enigma postelectoral (1)
Cuando Juan Bosch decidió renunciar a su liderazgo político en el PRD (18 de nov. de 1973) y formar tienda aparte, rompió con un partido donde confluían sectores burgueses, pequeño burgueses, obreros, campesinos y populares, para privilegiar uno nuevo con la pequeña burguesía sedienta de poder.

Pese haber declarado que su base teórica para analizar la sociedad era el marxismo, Bosch se empeñó en precisar taxativamente que mantenía distancia del leninismo… se encaminaba así a un callejón sin salida.

Casi dos décadas después (15 de marzo de 1991, él había “descubierto”, como si se tratara de un político adolescente, que “en el PLD, la mayoría de sus miembros son pequeños burgueses, bajos pequeños burgueses”.

Y que los miembros de la entidad política que lideraba “se han dado cuenta que en el partido hay gente que ha alcanzado posiciones, como senadores, como diputados, como síndicos, como regidores”.

Razonaba el líder político que “entonces en el PLD eso ha provocado una corriente de aprovechados, de oportunistas. Buscadores de posiciones y de puestos públicos. Y esos han empezado a formar grupos”.

En la finitud de su vida política, biológica y crisis existencial, Juan Bosch precisaba… “como yo no puedo formar grupos y como yo no puedo presidir un partido en el que haya grupos, decidí renunciar del PRD”.

El papel relevante que él había asignado a la nueva organización, el de la “liberación dominicana”, estructurada sobre la base de la pequeña burguesía, era imposible de cumplir dada la naturaleza de clase.

Lo que el escritor y político no pensó jamás, es que el partido que fundaba se convertiría luego en una corporación para desde el Estado pervertirlo todo, enriquecer a sus dirigentes y socios desfalcando el erario.

El Nacional

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