Agua al cuello

En la medida que fracasan las iniciativas y los disturbios cobran más fuerza el presidente de Chile, Sebastián Piñera, se acerca más al precipicio. El plebiscito que se acordó para modificar la Constitución puede significar un respiro frente a las tensiones con que ha tenido que lidiar.

Ante el fracaso de todas las iniciativas para restaurar la gobernabilidad, Piñera ya no tiene mucho de qué agarrarse. El agua le llega al cuello.

En las protestas no solo han muerto más de 20 personas, sino que en los enfrentamientos se calcula que unas 230 han resultado con la vista afectada al ser alcanzadas por balines de goma utilizados por la Policía para controlar la violencia. Los reportes dan cuenta de que por lo menos 50 manifestantes necesitarán prótesis oculares.

La brutalidad con que la Policía ha enfrentado las protestas ha enardecido más a la población, mientras el presidente Piñera maniobra para evitar el abismo.

Del plebiscito dependerá mucho que Chile recupere su posición como la nación más estable y segura de la región. Si la violencia en que han derivado las protestas continúa incrementándose, entonces Piñera que se despida.