Editorial Opinión

Comenzaron los bailables

Comenzaron los bailables

No concita sorpresa que después de la conflictiva fórmula de solución a la crisis haitiana impulsada por Estados Unidos y la Comunidad del Caribe (Caricom), Naciones Unidas (ONU) reanude la cantaleta de reclamar a República Dominicana que “respete los derechos humanos de los haitianos” y que “evite las deportaciones forzosas”.

Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exigió “que no haya deportaciones en masa o forzosa de gente hacia un país que claramente no es seguro”, lo que obviamente implicaría el no impedir ingresos masivos por la frontera de haitianos indocumentados.

La agencia de prensa EFE acompañó la información sobre ese reclamo con una noticia atribuida a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que revela que durante febrero se produjeron nueve mil casos de migrantes haitianos “devueltos a la fuerza por países vecinos”, el 95 % por autoridades dominicanas.

No se conocen casos de “deportaciones masivas o forzosas” de inmigrantes indocumentados, pero sí corresponde a las autoridades dominicanas repatriar extranjeros que ingresan al territorio sin ninguna documentación migratoria, porque hasta donde se sabe aquí no opera ningún centro de acogida de refugiados.

El reclamo del secretario de la ONU, formulado a través de su portador, requiere de una firme respuesta de rechazo por parte del gobierno dominicano, que ha advertido en repetidas ocasiones que no aceptaría que el territorio nacional sea usado como refugio de los desplazamientos humanos que genera la crisis haitiana.

Llama la atención que la ONU no se refirió directamente a la advertencia del gobierno de Jamaica, de que evitará “una avalancha” de refugiados haitianos en su territorio y que únicamente acogerá a algunos migrantes, como los niños de un orfanato y al personal del Banco Mundial.

Un desbordamiento mayor de la violencia e ingobernabilidad en Haití acarrearía una avalancha de inmigrantes por la frontera dominico-haitiana, pero la ONU pretende que el Gobierno cruce los brazos, cuando ese mismo organismo afirma que no le toca liderar un cambio en ese país y además admite que lo ha intentado muchas veces sin éxito.

El reclamo de la ONU evidencia claramente la intención foránea de intimar a República Dominicana para que acoja sin restricciones a una desbordante migración haitiana, por lo que puede decirse que con esa advertencia del portavoz de Guterres, comienza los bailables.

El Nacional

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