Reportajes

Comisión designada por Leonel no estuvo de acuerdo con espíritu Ley Migración

Comisión designada por Leonel no estuvo de acuerdo con espíritu Ley Migración

(Quinta parte)
En el momento de mi conversación con Guy Alexandre, de la que hice referencia en el trabajo anterior, el gobierno haitiano estaba asediado por una tenaz oposición de sectores políticos, empresariales y de sociedad civil y tenía grandes contradicciones con representantes de la CI.

El presidente Hipólito Mejía había establecido una alianza muy estrecha con Aristide en el 2001, al través de Luis Alvarez Renta, cuando ambos se reunieron con el presidente George W. Bush en la Cumbre de Las Américas en procura de acuerdos que permitieran el ingreso de República Dominicana al DR-CAFTA, a cambio de desarrollar un esquema de integración fronterizo que aprovechara las ventajas de la legislación norteamericana en favor de Haití.

La crisis de Baninter y los demás bancos habían sacado de juego al hombre que había logrado esa hazaña, quien días después de ser nombrado embajador en Francia, fue reducido a prisión.

En ese contexto, con un proyecto reeleccionista haciendo agua, a semanas de las elecciones, el Gobierno dominicano haría dócilmente lo que Estados Unidos quisiera.

Y efectivamente, el Comandante Guy Philippe se convirtió en la pieza que dio el jaque mate al segundo gobierno de Aristide, pasando la frontera con una tropa hacia Cabo Haitiano que, según todas las versiones, había sido adiestrada y uniformada en República Dominicana.

Días después Aristide caería, para concluir con una etapa de confrontación y desestabilización que merece ser más investigada y documentada.

Ese episodio tendría implicaciones electorales en nuestro país, porque el mesiánico líder haitiano depuesto era, en ese momento, el ídolo de la diáspora haitiana en nuestro país, y como ya hemos dicho, esa diáspora tenía incidencia electoral apreciable.

En el proceso electoral fue evidente que votaron contra la reelección de Mejía. Recibí algunas confirmaciones inauditas de esa tendencia que, como ya señalamos, había sido anticipada por Sonia Pierre, pero el margen de la victoria de Leonel Fernández en esos comicios fue tan amplio que ese aporte resultó irrelevante.

Reunión Funglode

Unas semanas después de inaugurado el nuevo gobierno recibí una llamada de Frederik Edman Zade para invitarme a una reunión en la Fundación Global, con el fin de tratar el tema de la Ley de Migración.
Al llegar al encuentro me sorprendí de los convocados a la reunión: Bernardo Vega, quien la presidía, José del Castillo, Wilfredo Lozano, Juan Báez Evers, el general Noble Espejo y Frederick.

Querían conocer cómo fue el proceso de aprobación, lo que les expliqué en detalle. Sobre todo, querían entender la razón de la inclusión de la noción de tránsito, por sus implicaciones en la definición de la nacionalidad, dispuesta en el artículo 11 de la Constitución.

Algunos de ellos objetaron con inquietud que el Congreso tomara esa decisión, advirtiendo que traería problemas.

Les respondí con claridad que el Congreso tenía plena competencia para hacerlo; que el tránsito era una categoría migratoria, que en realidad se trataba de la ratificación y clarificación de la posición oficial del Estado, y que a los problemas como ese no se le podían dar de lado: era algo que había que resolver sin más dilaciones, para evitar la imposición por parte de los Estados Unidos de una minoría nacional.

Cuando me preguntaron qué yo creía que había que hacer con la ley, poco más o menos, les dije: “Lo único que debe hacerse con las leyes es aplicarlas correctamente. Si el gobierno tiene alguna objeción, que el ejecutivo someta una modificación. Si tiene aspectos que pueden mejorarse vía reglamento, hacerlo”.

Cuando uno de ellos planteó el tema de la inconstitucionalidad de la inclusión de la noción de tránsito, lo interrumpí para decirle: “Todo el que entienda que la ley es inconstitucional debe recurrir a la Suprema Corte de Justicia para que así lo declare”.

Pero, les advertí que muchos saldríamos en su defensa, lo que efectivamente sucedió, iniciándose así una nueva etapa de la lucha por afirmar la soberanía y autodeterminación de la República Dominicana en materia de nacionalidad, migración y fronteras.

UN APUNTE

Antecedentes

Pero a pesar de haberse firmado el 21 de enero de 1929 un Tratado sobre la fijación de límites, en el país quedaron viviendo varias decenas de miles de haitianos que trabajaban como obreros de la industria azucarera o como sirvientes en las casas de familia o como agricultores y pequeños comerciantes en el sur y en la Línea Noroeste cerca de la Frontera.

El censo de 1935 demostró un aumento en la población negra, así como en la cantidad de haitianos residentes en el país.

El 28 de septiembre de 1937 inicio en Dajabón el exterminio de los residentes haitianos en los pueblos fronterizos.

En Washington, el 31 de enero de 1938, se firmó el tratado que ponía punto final a la mayor crisis diplomática del siglo XX entre República Dominicana y Haití. Fue auspiciado por los presidentes de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt; de México, Lázaro Cárdenas, y de Cuba, Laredo Bru.

Modus operandi fue firmado entre las partes el 21 de noviembre de 1939.

La Ley General sobre Migración fue promulgada por el presidente Hipólito Mejía el 15 de agosto del 2004.

El Nacional

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