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Concierto final de la temporada sinfónica

Concierto final de la temporada sinfónica

El último concierto de la Temporada Sinfónica 2019 de nuestra máxima agrupación orquestal del día 20 de noviembre, enmarcado en la sala principal del Teatro Nacional, constituirá una noche musical inolvidable.

Como pieza única de este magno evento artístico, el público asistente disfrutará de la Sinfonía número 2, conocida con el título Resurrección, de la inspiración del compositor checo Gustav Mahler.

En la interpretación de la monumental obra participará la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la siempre acertada conducción del maestro José Antonio Molina.

Actuaciones estelares tendrán la soprano Paola González, y la contralto Glenmer Pérez, así como los coros Nacional, Koribe, Arpa Evangélica, Adventista Metropolitano, y el del Poder Judicial.

En su mayor parte, la Sinfonía Resurrección fue compuesta durante el año 1894, y sus tres primeros movimientos se realizaron bajo la dirección de Richard Strauss, el 4 de marzo de 1895 en Berlín.
La primera presentación completa fue dirigida por Mahler el día 13 de diciembre del mismo año, también en la capital alemana.

Es necesario destacar que los años comprendidos entre 1865 y 1915 son considerados en la música sinfónica como un periodo de transición.

Influyó en esa denominación el hecho de que las leyes del sonido musical, una parte de las cuales habían gobernado a la más universal de las artes, estaban en agonía.

Por esa causa los compositores, desilusionados con la tonalidad vigente, buscaban un nuevo paradigma.
Y es que aunque era bello el lenguaje de Bach, Mozart y Beethoven para aquellos tiempos, no estaba en capacidad de expresar directamente los problemas de la humanidad de fines del siglo diecinueve.

La interacción de lo viejo y lo nuevo proveyó de una riqueza especial a la música escrita entre 1865 y 1915.
En ella podemos escuchar tanto la otoñal resignación del viejo estilo, como la excitación exultante de un nuevo lenguaje que nacía.

De esa etapa de transición podrían citarse como típicas las sinfonías de Mahler, y de ellas puede decirse que el romanticismo tardío, fruto del clasicismo apasionado de Mozart y de Beethoven, nutrió el genio extraño de este compositor.

Pero es pertinente señalar que este a su vez proporcionó a la nueva era la fuerza de su exaltado ímpetu creador.

Algunos críticos musicales consideran que sus primeras sinfonías están impregnadas de misticismo.
De las últimas opinan que en ellas aparecen las raíces del modernismo en fusiones incongruentes, pero punzantes, de la tragedia y la comedia.

Las sinfonías de Mahler versan sobre la vida, la muerte, y la existencia renovada tras la esperanza de su retorno.

Pese a su preocupación por la muerte, no era esencialmente un pesimista. De su segunda sinfonía dijo que en ella lleva a la tumba al héroe de la primera, pero que en la muerte está contenido el milagro maravilloso de la resurrección.

Puede afirmarse que la Segunda Sinfonía es fundamentalmente una creación optimista, porque en su contenido avanza desde una canción de muerte hacia una de esperanza.

Las últimas obras de Mahler iban a ser menos obvias y más personales; no encontró a su Dios, pero halló la respuesta a sus propios y angustiados tormentos.

Cuando escribió la segunda sinfonía, no había tomado conciencia vívida de sus contradicciones internas.
De su intensa e implacable lucha por resolver estos conflictos nacieron obras maestras que representan modos extraordinariamente variados de encarar problemas persistentes y acuciantes.
La visión de Mahler de la vida y de la muerte puede ser aceptada o rechazada, pero no ignorada.

En cuando a su inspiración creativa manifestó: “cuando concibo una gran idea musical, siempre llego al punto en el que debo hacer a la palabra portadora de la idea…Lo que me sucedió con el segundo movimiento de la segunda sinfonía es simplemente esto: cuando murió Von Búllow asistí a los servicios conmemorativos.

“El estado anímico en que me encontraba estaba en el espíritu de la obra que llevaba dentro de mí. En ese momento el coro desde la galería del órgano entonó el coral de Klopstock “Levántate nuevamente. “
“Eso me golpeó como un rayo, y fue el origen de toda la poética faceta coral de la composición”.

Sobre esta sinfonía se ha dicho que es una de esas piezas tan encantadoras y electrizantes, que hacen que el oyente sea parte de ellas mientras duran.

Y que los que la defienden nunca se reconcilian con los detractores, porque las expresiones musicales extremas casi exigen respuestas apasionadas.

El Nacional

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