Sería interesante conocer cuáles son « las innovaciones tecnológicas e institucionales, con las que el Gobierno ha logrado aumentar la producción agropecuaria y garantizar la seguridad alimentaria de la población », según el discurso del ministro de Agricultura en la reunión ministerial de FAO en Ecuador.
La verdad que resulta poco creíble y me imagino el bostezo de los presentes con un ministro que desconoce que hay indicadores que no nos hacen salir bien parados y obtenemos un rotundo deficiente: la productividad cuyo Índice de Factores es el peor de ALC, y además, uno de los peores gasto público agropecuario; y la baja producción con aporte de un pobre 2.1% al PIB.Lamentablemente se ha construido una historia de mentiras que —- como mínimo—- merece una reflexión detenida porque no hemos visto ni un cambio por reformas y mucho menos de ruptura con todo el pasado en el sector. Probablemente su único valor en esa reunión fue servir en el mejor de los casos de distracción y en el peor para contribuir al ridículo.
Son golpes de efecto, pero la realidad es que no son solo datos sesgados, sino que constituyen un paso atrás cuando no andamos sobrados de competitividad por avances tecnológicos. En el período no se ha iniciado un programa importante dirigido a romper viejas prácticas que se perpetúan y que hacen que el sector viva en un falso y descafeinado cambio. Por el contrario, el Gobierno del cambio ha resultado el gobierno del empujón para los técnicos que ha despedido cerca de 800 de ellos.
El sector no puede estar peor, necesita una sacudida, porque debe ser un verdadero dique frente a las embestidas continuas de crisis que nos llegan.
Dejémonos de impulsos legislativos en la tradicional fiebre normativa de creer que los problemas se resuelven dictando leyes que abisman más el problema El Gobierno está en la obligación de desbrozar el camino a través de muchas formas, tanto de gestión directa como indirecta, pero contundentes.