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Convergencia

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Efraim Castillo

Manhattan Transfer 2 de 3

Esa es la descripción exacta y poética del New York de comienzos del Siglo XX, así como el rótulo perfecto al segundo capítulo de Manhattan Transfer, titulado Metrópoli. En ese mismo capítulo aparece, imitando el lead de un diario: “Morton firma el proyecto de ensanche de Nueva York”, que luego Dos Pasos conduce hacia un bajante que dice: “Se aprueba el decreto que hará de Nueva York la segunda metrópoli del mundo”.

Entre el rótulo, el lead y el bajante de periódico, el lector de Manhattan Transfer encuentra lo que la narración en tercera persona escudriña: la escenografía perfecta para la historia de sujetos que viven alienados y sufren y gozan entre los intestinos de asfalto y hormigón de una ciudad en expansión. Arthur Mizener, uno de los críticos que categorizó la obra de Dos Passos en sus mejores niveles, escribió que lo que pasó con Manhattan Transfer fue que “a medida que comenzaron a salir a la luz publicaciones novelísticas que seguían el estilo contrapuntístico de esta obra, la propia producción de Dos Passos fue recibida con menos favor” (12 Great American Novels, 1969).

Manhattan Transfer fue publicada en 1925, tres años después de aparecer el Ulises de Joyce (1922) y cuatro después de la publicación de Tres Soldados, la primera novela de Dos Passos y una de sus más representativas estructuras narrativas, que como registró Malcolm Cowley es “una verdadera novela de arte” (The New Republic, 1931).

Atrapada entre Tres Soldados” y la trilogía U.S.A. (Paralelo 42, 1919 y El Gran Dinero, 1930-1936), es preciso situar a Manhattan Transfer como la obra de Dos Passos que lucha por ser diferente. Es preciso asentar que Dos Passos estuvo en la llamada Lost Generation —frase acuñada por Gertrude Stein (The Making of Americans, 1903-1911) y epigrafiada por Hemingway en The sun also rises (Fiesta, 1926)—, que incluía los autores cumbres de la literatura norteamericana de entreguerras (Hemingway, Scott Fitzgerald, el propio Dos Passos, etc.) y envolvía el asesoramiento de la Stein y de Ezra Pound. El grupo, además, contaba con el patrocinio editorial de Madame Shakespeare (Sylvia Beach) e incluía nombres como el de Pablo Picasso y James Joyce, a quien la señora Beach le publicó Ulises. Por eso, pertenecer a esta exiliada peña literaria obligaba a Dos Pasos a la búsqueda de nuevas formas expresivas.

Aunque en Manhattan Transfer Dos Passos parece estar influenciado por las corrientes revolucionarías que presionaban la literatura a partir de la experiencia revolucionaria rusa de 1917, en sus obras posteriores (sobre todo en su trilogía U.S.A.) embiste contra toda manifestación ideológica: el comunismo, el fascismo, el New Deal de Roosevelt, aunque con cierto favoritismo al trotskismo.

La voz de Dos Passos, desde un aparente bloqueo a la descripción de caracteres psicológicos en sus personajes, emergió potente hacia la denuncia del hombre esclavizado por la ciudad, en tanto que subyacían en él las angustias de una era que lo aplastaba por caminar a pasos inalcanzables.