En medio de una estrategia que implementa Naciones Unidas (ONU) sobre la crisis haitiana, sorprende que el gobierno de la vecina nación haya optado por decisiones unilaterales como la contratación de mercenarios para luchar contra las pandillas. El plan que elabora la ONU contra la violencia y la inseguridad en Haití cuenta con el respaldo de antemano del gobierno de Estados Unidos.
Ante la incapacidad de las fuerzas lideradas por Kenia para combatir las pandillas lideradas por Barbecue (Jimmie Cherizier), puede pensarse que el gobierno haitiano se ha desesperado al firmar un acuerdo con la empresa Blackwater, que preside Erick Prince. El convenio contempla seguridad en las oficinas de aduanas y otros servicios.
Las recaudaciones han caído al mínimo por el asedio de las pandillas, las que también controlan los medios de transporte y las principales carreteras del país. Pero si la ONU trabaja en un programa para combatir la violencia y ayudar a restaurar la gobernabilidad, extraña que el Gobierno materializara el acuerdo para la contratación de mercenarios.
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El secretario general del organismo, Antonio Guterres, que tanto ha defendido la pacificación de Haití, tendrá que dialogar con las autoridades del vecino país sobre una estrategia común para la pacificación y recuperación de un territorio devastado por la violencia y todo tipo de crisis. Mientras el organismo ha conseguido el respaldo de Estados Unidos para financiar una fuerza multinacional, el Gobierno ha anunciado un extraño acuerdo con la empresa estadounidense de mercenarios.