Hay razones para crujir los dientes por la visita mañana del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinker, quien sostendrá una reunión con el presidente Luis Abinader, después de revisar con el primer ministro y el Consejo Presidencial de Haití los progresos de la misión multinacional de seguridad y urgir la celebración de prontas elecciones en ese país.
El encargado del Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols dijo que con la visita de Blinken, Washington espera ver unas relaciones “más normales entre República Dominicana y Haití”, porque “estos países están naturalmente vinculados”.
Al primer ministro, Garry Conille, y al Consejo Presidencial les corresponderá ilustrarlo sobre los avances en materia de seguridad que se habría logrado con la llegada de la Misión de 400 soldados kenianos, aunque el vocero del Departamento de Estado admite que ese contingente adolece de una falta de estabilidad.
En su encuentro con el presidente Abinader, el secretario Blinker seguramente se referirá a los planteamientos haitianos sobre las causas del enfriamiento de relaciones con República Dominicana, para lo cual el ministro Conelli y los consejeros manejan muy bien el papel de víctimas.
Mañana sería un buen día para rememorar la decisión del presidente Abinader de no de firmar el documento final de la Novena Cumbre de las Américas, celebrada en junio de 2022, en Los Ángeles, California, por no compartir el texto referido a las migraciones, ni asumir compromiso sobre acogida y protección de flujos de migrantes referidos como refugiados, solicitantes de asilo y apátridas.
Ese documento obligaría a al Estado dominicano a acoger a miles de inmigrantes haitianos solicitantes de refugio o asilo, los cuales no podrían ser devueltos a su país mientras prevalezcan esas perennes condiciones , además obligar al Estado a proveerles sustento y procurar la reunificación familiar en suelo nacional.
Ojalá que el secretario Blinken logre mejorar nexos entre las naciones inquilinas de la Hispaniola, pero es preciso advertir que ninguna forma de entendimiento puede degradar principios de soberanía en ninguno de los dos Estados, ni violentar el derecho dominicano a aplicar propias políticas migratorias conforme al derecho internacional.
La población ha de estar muy atenta al encuentro de mañana del presidente Abinader con el secretario de Estado de Estados Unidos, en una mezcla de confianza y esperanza de que el mandatario dominicano sabrá defender el interés nacional, aunque será hoy inevitable el crujir de dientes.