Opinión Editorial

Cumbre de las Américas

Cumbre de las Américas

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (Alba) acusó a República Dominicana de supeditar la organización de la próxima Cumbre de las Américas a las instrucciones de Estados Unidos, al no invitar al evento a Cuba, Nicaragua ni a Venezuela, con lo que al parecer se pretende ignorar el rostro oculto de la diplomacia.

Esa confluencia de países, integrada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Venezuela, lanza piedra sobre el objetivo político más pequeño, como si la prioridad dominicana no fuera que la edición de esa cumbre resulte exitosa.

Esa exclusión, se supone, ha debido ser un trago amargo para la diplomacia dominicana, cuya Cancillería hizo filigrana para explicar que a pesar de que había declarado su intención de realizar un encuentro inclusivo, alegando que “el actual contexto regional llevó a priorizar el éxito del foro” y asegurar la mayor participación de países.

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Cuba, Nicaragua y Venezuela no participaron en edición anterior de la Cumbre de las Américas, por las mismas razones del contexto externo hoy más agravado y con mayor gravitación geopolítica, por lo luce injusto culpar al gobierno dominicano de una situación que no está bajo sus dominios.

Esa cumbre tal vez no serviría de mucho sin la presencia del presidente Donald Trump y de líderes como Inacio Lula, de Brasil; Javier Milei, de Argentina; Gustavo Petro, de Colombia; Gabriel Boric, de Chile y de otros estadistas, involucrado, lamentablemente, en un contexto regional dominado por Estados Unidos.

La no invitación a La Habana, Caracas y Managua, que no forman parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha estado basada en razones hemisféricas y para impulsar una mayor convocatoria, lo que responde a un criterio multilateral, ha argumentado el ministerio de Exteriores dominicano, aunque es probable que la exclusión ocasione otras ausencias en protesta porque no se invitara a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Además debió tomarse en cuenta que las diferencias de esos países son fundamentalmente con Estados Unidos.

Los países excluidos de ese cónclave y la Alianza Alba pueden atribuir la decisión del gobierno dominicano a exacerbadas presiones de Washington, lo que no es de dudar, o al interés dominicano de no buscarse problemas que diezmen la convocatoria a la Cumbre, pero parecería injusto tirar piedras al más pequeño o hacerse el tonto.

Corresponde a la Cancillería dominicana ampliar su radio de explicación a los países no invitados a la Cumbre de las Américas, sobre la base de que ha sido una medida asumida en atención a un contexto regional y que no afectaría las relaciones bilaterales con cada uno de los excluidos, porque, aunque no se diga, puede que esa fuera una decisión dolorosa.

El Nacional

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