Opinión

Danilo y Leonel

Danilo y Leonel

Oquendo Medina

Si algo admiro de los dos grandes del PLD, dentro del plano estrictamente político, es que siempre han sabido mantener las cabezas frías. Jamás ningún lector ha escuchado un insulto o una bravuconada de uno hacia el otro.

Posiblemente porque ambos, constructores y formadores del partido, mantienen vivo en sus memorias aquellas palabras sabias de Don Juan que dicen: «Cuando se es demócrata, cuando se siente en verdad la democracia, no se puede recurrir al odio, y por la misma razón no se puede recurrir a métodos sucios en la lucha política».

Las contradicciones que hoy día pudiesen existir entre Leonel y Danilo son más bien de forma y nunca de fondo. Que yo sepa, Danilo nunca ha dicho que aspira a ser reelegido de nuevo; si estoy equivocado, por favor, que alguien me corrija. Leonel tan solo exige, con todo su derecho, la no modificación de la Constitución para ese único fin.

Todo lo demás es puro fanatismo de seguidores radicales que no piensan en la unidad para la continuidad. Y, como es lógico, esos comportamientos inapropiados, adjunto a algunas declaraciones desesperadas, provocan, lógicamente, la sensación de enemistad política entre ellos ante las miradas asombradas de la militancia y de segmentos importantes de la sociedad.

De hecho, esos dos protagonistas de primera fila dentro del escenario político dominicano, más que cualquier otro, saben a la perfección las correctas decisiones que han de tomar para salvar al PLD y así asegurar su permanencia en el Gobierno. No hay que hacer mucho esfuerzo, tan solo continuar releyendo a Juan Bosch.

El Nacional

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