Opinión

Derechos de las ciudadanas

Derechos  de las ciudadanas

POR: Susi Pola
susipola@gmail.com

 

El año pasado, la Cámara de Diputados y Diputadas, pensando en las dominicanas y respetando sus derechos humanos, votó la reforma al Código Penal, incluyendo la tipificación del feminicidio íntimo y despenalizando el aborto por la causal de “estado de necesidad”, es decir, cuando peligra la vida de la mujer.

Dos avances para el reconocimiento de las dominicanas, partiendo de la reflexión de la propia Cámara Baja y desde las diferentes comisiones encargadas, como la de Género, de Salud, de Justicia, entre otras. El proceso seguido por diputados y diputadas, generó el compromiso con las que sufrimos por la absurda creencia de que nuestro cuerpo no nos pertenece, que es un objeto social y que, las mujeres, no tenemos capacidad de discernir ni de responder sobre nosotras mismas.

Estas ideas fundamentan la concepción religiosa que condena a la mujer a parir obligatoriamente, lo quiera o no, amenazando la propia democracia en sus atributos esenciales, como son el pluralismo, la coexistencia y el respeto en la diversidad, a la diferencia y a la disidencia.

El nuestro es un Estado aconfesional, en el que las diversas creencias, incluyendo la católica, deben respetarse, sin promover mayor compromisos con ninguna, aceptándolas a todas. Sin embargo, la trayectoria histórica de una jerarquía eclesial católica organizada siempre en el entorno del poder, cualquiera sea la ideología de él, nos muestra esfuerzos reiterativos y reciclados para presionar a ese mismo poder.

Cuando la iglesia amenaza con su injerencia, trata a políticos y políticas como títeres en permanente campaña, que solo abordan temas para las próximas elecciones y que no cumplen con el objetivo de fortalecer la ciudadanía de las personas que les eligieron para facilitar la vida de todo el pueblo.

Al del aborto, un tema complejo y polarizado que a creencia de muchos legisladores puede significar su “muerte política”, porque eso es lo que les han dicho, ahora la jerarquía católica dominicana, agrega el del feminicidio, negando su tipificación también, sin entender la importancia que esto tiene para prevenirlo.

¿Cuál es la finalidad política de violar los derechos consagrados de la mitad de la humanidad? ¿Por qué cuesta tanto desligar las creencias e ideologías religiosas de los derechos aplicados a las mujeres? ¿A quién/es le conviene mantener la dicotomía y la ambivalencia permanente en nuestra cultura? ¿Por qué la pobreza es tan femenina? ¿Por qué las violencias son ejercidas por los hombres a las mujeres? ¿Cómo no se escandaliza el estatus quo de tantos yerros, unilateralmente dirigidos hacia la categoría mujer, con verdadera saña y sin remordimiento? ¿Por qué dejar morir tantas Esperancitas?

¡Es hora de ir contestando!

El Nacional

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