En su segundo periodo de Gobierno, Barack Obama va dejando una impresión lamentable, una en la que el presidente parece agotado, y que la ruta que va tomando su imagen apunta en la misma dirección por la que se fue, chamuscada, la figura política de George Bush.
Durante su primer mandato, Obama contribuyo a mejorar la imagen y relaciones de los Estados Unidos con Europa, y logro una aproximación menos tensa con buena parte de las naciones que protagonizaron la Primavera Árabe.
Acorralado por las críticas contra las torturas para arrancarles informaciones a prisioneros en Guantánamo y en otras cárceles secretas operadas por los Estados Unidos a partir de los hechos del 11 de septiembre, Obama ha optado por la alternativa del espionaje masivo de ciudadanos de todo el planeta.
Ha abusado de la drástica Ley de Espionaje, que data del 1917 y que desde entonces solo se ha aplicado nueve veces, seis de ellas por Obama.
Obama ha dispuesto la producción masiva de los sofisticados aviones drone, no tripulados, capaces de matar con fantástica precisión a cualquier persona en cualquier territorio. Se ha informado que centenares de «enemigos» han sido asesinados por dichos aviones. Se trata de ejecuciones sin juicio previo y mediante incursiones clandestinas en otras naciones. Cada muerte producida por un drone tiene que ser autorizado por la Casa Blanca.
El ultimo y feo streap tease de Obama ha sido contra Evo Morales. Con toda frialdad promovió el bloqueo aéreo en Europa contra el avión presidencial de Bolivia en pleno vuelo, colocando la nave en grave riesgo y al mandatario sudamericano en mayúscula humillación. Y todo por apresar al ex agente de la CIA Edward Snowden.
¿Por qué Obama no ordeno la invasión de Hong Kong, de la gran China, o de la Rusia de Putin, para apresar Snowden? Prefiere al pequeño Evo, de la pobre Bolivia.