El Día del Periodista, que se conmemora hoy, puede servir como jornada reflexiva para que el buen periodismo renueve su compromiso de rescatar a la verdad extraviada en laberintos de intereses, pese a que la tecnología de la comunicación masiva convirtió al mundo en una aldea.
Desde el nacimiento del “El Telégrafo”, primer periódico dominicano, el 5 de abril de 1821, la prensa ha recorrido un trecho de dos siglos signado por un ejercicio matizado las más de las veces por la opresión y la censura, tiempo durante el cual periodistas han sido asesinados, encarcelados o exiliados.
Al año siguiente de proclamada la independencia nacional en 1844, los trinitarios José María Serra, Pedro Alejandro Bobea, Félix María Delmonte y Manuel María Valencia, fundan el semanario “El Dominicano”, por lo que puede decirse que la prensa dominicana se forjó junto a la República.
Se resalta que en cada episodio de lucha por la soberanía, libertad e institucionalidad, la prensa y los periodistas han estado en el campo de batalla para proteger el derecho de la población a detentar el bien jurídico de la verdad.
A lo largo de la historia republicana, tiranos ejercieron persecución contra periodistas, cierre o expropiación de periódicos, cercenaron la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz, pero una y otra vez, la prensa recupera su rol de faro de la democracia.
Este siglo marca el ciclo de la globalización de la comunicación con el surgimiento de las redes sociales a través de las cuales los ciudadanos se convierten en protagonistas e interlocutores de todo cuanto acontece en el país y en el mundo, caracterizado por la inmediatez y el uso simultáneo de multimedia.
Son las redes sociales el nuevo laberinto que aprisiona la noción de la verdad objetiva, convertida en “posverdad”, especie de realidad desfigurada, seccionada en tantas partes como grupos de intereses afloren, por lo que no resulta fácil diferenciar un hecho cierto de una fake news o noticia falsa.
Los periodistas están compelidos a ejercer tan venerable oficio con valor y ética, porque solo así la prensa podría rescatar a la verdad hoy extraviada en humaredas de intereses globales. El Nacional felicita muy calurosamente a todos los colegas de la prensa dominicana.
