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Diagnóstico

Diagnóstico

Fernando A. De León

Sigue haciendo lo que estás haciendo”, eso me dijo mi médico principal o de cabecera, al visitarlo, en busca de los resultados de laboratorio sobre mis condiciones de salud.

Dijo que poseo un excelente estado físico. Pero no sólo eso, argumentó que estoy fuerte, y que en el mundo, a mi edad, únicamente un 20 o 25 por ciento, tiene mí apariencia. Tras salir de su despacho hice un mohín, no dándole el crédito al facultativo.

Pero he reflexionado en que si es cierto lo que dice su diagnóstico, ello se debe a los ejercicios que, aunque menos intensos, continúo practicando. Pero, creo que la cultura del físico, no es el único factor.

Aunque fallezca mañana; a veces ni los médicos saben qué enfermedad está por despuntar en nuestra anatomía. Entiendo que mis condiciones de salud, en parte, se deben a que en las adversidades, he sido un tanto resiliente. A pesar de mis avatares creo que una dosis de pesimismo, paradójicamente, me ha dado buenos resultados.

Por toda la avalancha de inconvenientes por las que he atravesado, siempre he estado consciente de que, a los momentos felices, siempre les han pisado los talones los infortunios e infaustos acontecimientos.

Es decir, que he sabido tener la suficiente reciedumbre para enfrentar las desgracias y, pese a mi temperamento abierto, he “luchado contra el  mundo, cuando él lucha contra mí”. No soy un enfermo consumista, y puedo decir que entre mis amigos inmediatos soy el más “rico” porque no incurro en deudas innecesarias; entendiendo que “perro flaco no retoza”.

 Me considero periodista cuando trabajo el oficio, de lo contrario, no lo soy. En otras palabras, no tengo la agonía del comunicador que suele enfermarse y hasta sucumbir físicamente. Si tengo pocas monedas, esas son las que tengo, y punto.

Por último, he llevado una vida simple; evado lo tóxico de la pedantería de una camada de neo-intelectuales. La gente que presume de sus presuntos conocimientos, me enferma.