Opinión

Dios quiera que no

Dios quiera que no

La atención del mundo se centrará mañana sábado sobre la ciudad colombiana de Cúcuta, limítrofe con Venezuela, donde el autoproclamado presidente Juan Guaidó dispondrá el ingreso a territorio venezolano de toneladas de alimentos y medicinas consolidados en la frontera entre ambos países.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha ordenado el cierre de ese paso fronterizo, así como las fronteras terrestres y marítimas con Brasil y países del Caribe, por lo que se teme que se escenifiquen actos de violencia con la entrada forzosa de esos cargamentos.

A pesar de las advertencias del presidente Donald Trump y del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, de que los militares de Venezuela sufrirían las consecuencias por impedir el ingreso de esa ayuda humanitaria, hasta hoy el alto mando de las Fuerzas Armadas seguía leal al presidente Maduro.

Cúcuta, al noroeste de Bogotá, tiene menos de un millón de habitantes, pero se estima que hoy sería visitada por más de 250 mil personas, la mayoría atraída por un concierto en el que participarían renombrados artistas internacionales, lo que agrava el riesgo de que la situación pueda salirse de control.

En las ciudades venezolanas de San Antonio y Ureña también se congregarían decenas de miles de manifestantes que proclamarían su repudio o respaldo al régimen de Maduro, además de un elevado despliegue de fuerzas militares y policiales.

El canciller del gobierno de Maduro, Jorge Arreaza, ha reiterado una denuncia que ya había formulado el Gobierno cubano sobre el posible uso inconsulto por Estados Unidos de territorios de República Dominicana, Puerto Rico y otros países del Caribe para supuestamente agredir a Venezuela, lo que ha sido desmentido por la Cancillería dominicana.

Los votos son para que la situación no se desborde mañana en Cúcuta ni en ningún otro punto fronterizo, y que el pueblo de Venezuela pueda resolver tan grave crisis política e institucional, sin la intervención de intereses externos, a menos que sea la solidaridad internacional que impulse la paz y el entendimiento.

Ese escenario de confrontación levantado con el patrocinio de potencias extranjeras sobre la frontera colombo- venezolana, podría agravar aún más el drama venezolano y desembocar en un conflicto con tinte de guerra civil. Dios quiera que no.

El Nacional

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