Editorial

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Hay golpes en la vida…

Una sociedad profundamente conmovida no encuentra ni podrá encontrar explicación para la tragedia sin ejemplo que ha significado el asesinato de una mujer y sus tres hijos a mano de un individuo sin alma que convivió tres días con los cadáveres de las víctimas e incurrió en necrofilia sobre los cuerpos de sus hijastras.

Víctor Alexander Portorreal, alias Greña y El Metálico, de 30 años, confesó la comisión de los homicidios, que perpetró con escalofriante frialdad, tanto así que al otro día de acuchillar a su compañera a quien dejó desangrar, y a sus dos hijastras, ahorcó al niño, a quien había mandado al colmado a comprar cigarrillos.

La abuela de los menores asesinados dijo que el matador parecía un hombre bueno, que nunca dio señales de ser violento y que era amoroso, loco con los niños y que nunca hubo problema en ese hogar que definió como tranquilo, pero la Policía maneja la tesis de su vinculación con ritos satánicos y afición por la música heavy metal.

Ese individuo no parece haber actuado bajo los efectos de algún trauma, sino por el desarrollo de una conducta criminal tan cruenta que le permitió dormir con los cadáveres de tres de sus víctimas y al otro día ahorcar a otro niño indefenso, para después comunicarle a su suegra que todos estaban bien, cuando sabía que estaban muertos.

Profesionales de la psiquiatría, psicología y de otras ramas de la conducta personal y social podrán elaborar tesis coincidentes o divergentes sobre una tragedia que ha conmocionado a la sociedad dominicana que nunca sabrá ni asimilará ninguna razón o causa para un crimen tan atroz.

Este suceso ha sido un golpe muy fuerte para una colectividad que, flagelada por la violencia intrafamiliar, está compelida a reflexionar sobre si se conforma con el sufrimiento o se decide a combatir las causas primigenias económicas, sociales, culturales o políticas que provocan tan desconsolador flagelo.

Aunque muchos sicólogos atribuyen a razones de salud mental la violencia con la que actúan algunas personas, lo que se está viviendo en el país va más allá de problemas en el lóbulo frontal del cerebro o niveles anormales de serotonina.

Sin embargo, ante una tragedia como la acaecida el domingo pasado en el sector Enriquillo, de la capital, solo queda recrear los versos del poeta, de que hay golpes en la vida que abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte, como si la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma.

El Nacional

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