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Editorial: Generación de equidad

Editorial: Generación de equidad

Desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada hace 25 años, en Beijing, China, el multilateralismo ha sido consistente en promover una plataforma de acción y una hoja de ruta para empoderar a las mujeres y las niñas en lo que Naciones Unidas (ONU) define como “Generación de Igualdad”, objetivo que no ha sido alcanzado ni mínimamente.

Al conmemorarse hoy el Día Internacional de la Mujer, penoso es admitir que la marcha hacia esa meta de igualdad de género marcha muy lentamente, a pesar de que a la conferencia de Beijing se le agregan otros esfuerzos como los contenidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las mujeres, la Paz y la Seguridad, así como la creación de ONU Mujeres.

Aún la mujer padece en todo el mundo formas de discriminación política, jurídica, laboral y académica, aunque se admite que los movimientos feministas han logrado algunos avances con mayor énfasis en naciones desarrolladas, siendo los escenarios peores en países de Asia, Medio Oriente, América Latina y África.

En República Dominicana, la discriminación de género se expresa de manera dramática en el incremento de los feminicidios, maltratos físicos y morales perpetrados por hombres despechados, un flagelo que está presente en todas las capas sociales y geografía de la nación.

Otra cruenta forma de discriminación lo representa la escalofriante estadística que refiere que el 25 % de las parturientas en maternidades públicas corresponden a niñas y adolescentes entre 12 y 17 años, lo que se agrava porque el Ministerio Público incumple con su rol de tutor de los menores, al no calificar como violación sexual los casos de adultos que conviven con niñas.

Ninguna legislación laboral se aplica para enfrentar la discriminación salarial que sufren las mujeres trabajadoras con respecto a sus pares masculinos, aunque se promueve modificación del Código Laboral para despojarlas de derechos adquiridos como la licencia por maternidad o de conferir al patrón el derecho a despedirla aun en estado de embarazo.

El liderazgo político incurre en burda discriminación hacia la mujer, al limitar su acceso a los órganos de poderes públicos y a la dirección partidaria, al punto que sabiamente el legislador ha tenido que asignar por ley cuota para que el sexo femenino pueda estar mínimamente representado en el Congreso y en los ayuntamientos.

En tan trascendente efeméride, de justicia es resaltar los aportes de la mujer a la consolidación familiar, al crecimiento económico, desarrollo social, a la gobernanza y a la democracia política, razón por la cual una sociedad agradecida expresa hoy elevados votos de admiración y respeto por todas las mujeres dominicanas.

El Nacional

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