Opinión

Editorial: Mártir de la prensa

Editorial: Mártir de la prensa

Aunque fueron condenados quienes perpetraron el vil asesinato del periodista Orlando Martínez, del que ayer se cumplieron 43 años, la herida infligida al corazón de la sociedad dominicana no podrá cerrarse hasta que la democracia llegue a ser tan robusta que no sea posible que desde el Poder se ordene malograr la vida de un ciudadano para extinguirle su derecho a reclamar justicia.

La juventud de hoy debería saber que la vida de Orlando fue segada a los 31 años por esbirros sin escrúpulos, cuyos mandantes temían a la verdad como demonio a la cruz y no conocían otra manera de responder a la reprimenda pública que no fuera la persecución, encarcelamiento, exilio o el asesinato.

Desde su columna Microscopio, que publicaba en El Nacional, y en la revista ¡Ahora!, de la que era jefe de redacción, este mártir de la prensa expresaba severa crítica y denuncia de toda forma de atropello contra los derechos humanos, injusticia, marginalidad social o económica, lo que le granjeó animadversión en sectores definidos por el propio Presidente de entonces como “incontrolables”.

Martínez formó parte de una generación de jóvenes que imbuidos de gran fervor patriótico, ejemplar ética profesional y política, valentía, sensibilidad y conciencia social, emprendieron la cruzada cívica de luchar, cada quien desde su trinchera, por un mejor porvenir para su pueblo, en cuyo sendero de sacrificio fueron abatidos por la intolerancia y la represión.

La memoria de Orlando Martínez se erige hoy como un preclaro ejemplo para el periodismo nacional, al que, convertido en faro, ilumina el camino largo y tortuoso que debe recorrer acarreando la ética profesional hasta alcanzar el anhelado estadio de plenas libertades públicas, justicia social y equidad económica.

Quienes ordenaron asesinar a un joven periodista porque su pluma causaba terror a sus retorcidas conciencias, padecerán la perpetua repulsa de la historia que seguramente les tendrá asignado un lugar de sufrimiento sempiterno en el Infierno de Dante.

En conmemoración de tan luctuosa efeméride, las generaciones presentes deberían redoblar su promesa de convertirse en celosos guardianes de la libertad de prensa y del derecho de todos los ciudadanos a expresarse libremente, porque el germen de la dictadura se esconde detrás del silencio.

El Nacional recuerda hoy con respeto y orgullo a Orlando Martínez, columnista de este periódico, vilmente asesinado por esbirros del Poder, en cuya memoria se ratifica el firme compromiso de promover y defender las libertades públicas y la potestad de ejercer todos los derechos ciudadanos.

El Nacional

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