Opinión

El bulevar de la vida

El bulevar de la vida

Pablo McKinney
A las Paola de cada cual, quiero decir, al futuro.

            Harto está uno de tanto epitafio tardío, tanto homenaje ante cadáveres. Ya lo sé, don Radha, es ley de vida la muerte, el problema es que se nos mueren los prohombres de la dignidad y la patria se va quedando sola.

            Bosch murió en sus noventa y fue normal, una esperada muerte, el problema no fue el entierro sino el olvido, y hablo de ideas, de ejemplos, formas de amar y de servir a los demás… y la patria se va quedando sola “como los puertos al alba”, que escribió alguien, creo, que Neruda.

            Así se nos van yendo los mejores del viejo pasado de aquellas luchas antitrujillistas, los mejores de tal o cual gobierno o partido, y la patria se queda sola: Por ejemplo, en qué descuido andaban Dios o la María, la hora en que un accidente, un semáforo que no había nos robó a Manny Espinal. Claro, que las grandes mayorías no lo conocen, pero la inmensa minoría lo idolatra en silencio en su prestigio de hombre cabal y digno. ¡Pregunten!

            Nadie me ha dado razón del por qué entre tanta basura demagoga, prohombres de la nada, mártires del engaño, lavanderos con corbata, próceres de la jodedera, chulitos de tres por cuatro y calzoncillos con fortuna,  enquistados en partidos, asociaciones sociales y gobiernos, Dios eligió a Quilvio Cabrera y lo mandó a buscar para su gloria. Claro, don Radha, es ley de vida la muerte, sí, pero la patria se queda sola.

            En la madrugada de este sábado, uno tan solo quería escribir para invitar a un encuentro de canción y poesía esta noche en Casa de Teatro, por Sabina, -por tanto corazón taladrado y “Podrido de latir”- que el duende menor de Pavel Núñez se ha montado, pero ya ven, se encuentra con la muerte de Don Juan Ducoudray, sobreviviente de mil luchas, olvidado como son los grandes.

            ¡Claro que es natural que se nos vaya muriendo la gente, los héroes! Ya, ya, ya lo entendí don Radha: Pero la patria se queda sola, sola como una tarde que ha perdido el sol o un padre que perdiera una hija.

 

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