Editorial Opinión

El derrumbe de Haití

El derrumbe de Haití

Imposible no preocuparse o ser indiferente ante el acelerado derrumbe de lo poco que queda del edificio institucional en Haití, diezmado por la violencia y la criminalidad que han desencadenado una profunda crisis humanitaria con el desplazamiento de 315 mil personas, la mayoría en Puerto Príncipe.

En menos de una semana, enfrentamientos entre bandas armadas han causado muertos y heridos y obligado a miles de familias a abandonar sus hogares, así como el cierre de dependencias públicas, escuelas, empresas y sedes diplomáticas.

La Agencia de Naciones Unidas para la Protección de la Infancia (Unicef) estima que unos 170 mil niños y niñas han sido desplazado del seno de sus familias por la violencia propiciada por bandas armadas en todo el país, y en los últimos días más de 3,500 adultos huyen de las barriadas controladas por delincuentes.

Desde el lunes se escenifican enfrentamientos en el área metropolitana de la capital haitiana entre los grupos armados 400 Mawozo y Kraze baryé, con saldo de decenas de víctimas. Al hospital de la Universidad de Puerto Príncipe fueron ingresados más de 30 personas con impactos de balas.

Delincuentes armados tomaron control de una cárcel para mujeres en la comunidad de Cabaret, saquearon e incendiaron la Oficina Nacional del Seguro de Vejes, en Juana Méndez, en tanto que en el municipio de Petion Ville se escenificaron violentas manifestaciones contra el gobierno de Ariel Henry.
El representante de Unicef en Haití, Bruno Maes, ha denunciado que “la población haitiana se ha visto privada de lo más básico, como alimentos, atención sanitaria y educación”, y que “esta es una catástrofe humanitaria que se desarrolla ante nuestros ojos”.

Estimaciones atribuidas al Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront) indican que el año pasado retornaron voluntariamente a su país más de 500 mil haitianos, de los cuales 196 mil lo habrían hecho por la frontera con Dajabon, donde las autoridades militares solo apresaron a 9,447 indocumentados.

Si como se calcula, más de medio millón de haitianos regresaron voluntariamente, la cantidad que permanece aquí debe ser mucho mayor, pero sería mucho más, si Haití termina por derrumbarse, como previsiblemente ocurrirá, si Dios no mete sus manos y se enfrentan las mafias que trafican con indocumentados por la frontera.

El Nacional

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