Editorial

¿El despertar?

¿El despertar?

La comunidad internacional parece despertar de su muy largo y conveniente letargo en torno a la crisis de Haití, quizás porque ha explosionado el deteriorado escenario de violencia, criminalidad, anarquía y marginalidad que desde hace tiempo abate a ese conglomerado que al día de hoy carece de tutela institucional.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), convocado ayer por China, acordó preparar de forma urgente un paquete de medidas que incluirían sanciones, para afrontar la grave ola de violencia que bandas armadas han desencadenado en Haití.

Esta vez fue el gobierno chino que pidió tratar el tema haitiano al más alto nivel de la ONU, mientras Estados Unidos y México han anunciado que se prepara un borrador de resolución sobre Haití que sería distribuido esta misma semana entre los demás estados miembros.

En esa sesión intervino el canciller dominicano Roberto Álvarez, quien insistió en la necesidad de mejorar apoyo internacional en materia de seguridad a la Policía Nacional haitiana para que pueda combatir los altos niveles de violencia y caos, al advertir que la estabilización de Haití debe estar enfocada en pacificación y diálogo político.

El enviado dominicano endosó la sugerencia del secretario de la ONU, Antonio Guterres, de que en el vecino país se requiere de “una fuerza robusta, capaz de recuperar la paz y poner fin a la violencia desatada por bandas armadas infiltradas por el poder político y económico.” Obviamente, el canciller se refiere a la policía haitiana.

Por casi 20 años, República Dominicana ha tocado las puertas de organismos multilaterales y grandes metrópolis en el clamor de que la comunidad internacional ayude a impulsar el desarrollo económico y la institucionalización de Haití, pero aparte de los fracasos en las misiones de estabilización, la indiferencia ha sido una constante.

La vez más reciente que el Consejo de la ONU se interesó en la crisis haitiana fue el 19 de enero de este año, sin que esa “sesión informativa” arrojara ningún resultado positivo ante el drama de esa nación, que desde entonces se ha agravado enormemente.

Ojalá que la sesión de ayer del más alto organismo de la ONU se convierta en muestra fehaciente, rápida y eficaz de que la comunidad internacional acudirá en auxilio de Haití, como tantas veces lo ha reclamado República Dominicana, que por demás ha reiterado que su territorio ni su soberanía serían jamás parte de la solución a ese drama.

El Nacional

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